Noche tras noche, mi familia y yo dormíamos en las frías calles, acurrucados para entrar en calor. Allí tendido, mi mente se trasladó a mis primeros recuerdos de Arabia Saudita, tras la muerte de mi padre. Parecía una época más sencilla, en la que podía mirar el mundo a través de la lente de un niño inocente.