Lucho contra la dictadura para que mi pueblo sea libre.
LA HABANA, Cuba – Soy una periodista que lucha contra la dictadura en Cuba para que mi pueblo sea libre. Como resultado, he estado encerrada en mi casa durante más de cuatro meses.
El gobierno cubano me puso bajo arresto domiciliario el 9 de abril. Los agentes de policía montan guardia afuera para que no pueda salir. Quieren impedir que asista a las manifestaciones que tienen lugar en La Habana.
No sé de qué tienen miedo. No tengo armas ni bombas. Todo lo que tengo es un teléfono y mi verdad. Eso les molesta, y es por eso que me mantienen así.
Estoy encerrada en mi casa sin juicio y ni cargos en mi contra.
En Cuba, el partido comunista ha gobernado durante 62 años. Siempre estuve en desacuerdo con el régimen, pero en 2011 me convertí en activista.
Desde hace tres años, el gobierno me ha marcado como objetivo. Al principio, no me dejaban salir del país. Luego, me encarcelaron durante más de 24 horas en un calabozo. Visitaban a mis parientes y les contaban mentiras sobre mí.
Como si fuera poco, durante mi arresto domiciliario, todos los días, sufro un constante acoso por parte de las fuerzas de seguridad. Manifestantes progubernamentales organizados seguidores del régimen se manifiestan en mi contra. Allí expresan su odio mediante amenazas a mí y a mi familia.
No soy la única que vive así. Otros activistas están pasando por lo mismo. La única fuente de libertad es nuestra conexión a Internet.
Desde mi casa, puedo contarle al mundo mi situación, conectarme con quienes quieren construir un país libre y denunciar los abusos perpetrados por la dictadura.
Los influencers que comparten la realidad en Cuba, empoderan a la gente para salir a la calle. Así es como cambiamos la forma en que vivimos. De esta manera, la gente se da cuenta de que no está sola, sino de que estamos más unidos que nunca.
El gobierno lo sabe y provoca apagones de Internet. Vivimos largas jornadas sin datos móviles y con señal intermitente. Cuando hay manifestaciones, cortan Internet por completo.
Durante esos momentos, todo lo que tenemos son lugares limitados con wi-fi. Sin Internet, estamos aislados del mundo.
El pueblo cubano que vive en dictadura ya no puede tolerar esta forma de vida. He sido disidente durante mucho tiempo y ni siquiera yo esperaba que tanta gente se manifestara.
El pueblo cubano está saliendo a las calles a decir basta. Mientras protestan, el gobierno continúa reprimiéndolos.
Internet ayudó a las personas a abrir los ojos. Le permitió al pueblo ver cómo viven los líderes comunistas, mientras el pueblo cubano sufre de escasez. El pueblo vive con el comunismo, sumido en la esclavitud y la pobreza, mientras que la dictadura vive en el capitalismo salvaje.
Durante años, no hemos tenido acceso a los medicamentos que necesitamos en farmacias u hospitales. La dictadura cubana no gasta suficiente dinero en educación o salud, sin embargo, se jacta de eso ante el mundo.
En cambio, el dinero se gasta en patrullas y uniformes de policías. El salario promedio de un policía sin educación es de 12.600 pesos cubanos al mes ($ 524 USD).
Según Trading Economics, el salario mensual promedio en Cuba ronda los 1.050 pesos al mes o $ 43,75 USD. En 2020, el gobierno aumentó el salario mínimo de Cuba en 2,100 pesos o $ 87.50 USD por mes. Esto revela disparidades.
A través de Internet, podemos ver las mansiones del dictador, sus autos y sus fiestas. Se burlan del pueblo cubano, disfrutan del comunismo mientras los ciudadanos vivimos en la pobreza más absoluta. No podemos ni siquiera cubrir nuestras necesidades mínimas.
¿Cuánto tiempo tendremos que resistir mientras ellos vivan como millonarios? La gente también quiere vivir bien.
Gente como yo queremos ayuda de instituciones internacionales y países vecinos para democratizar Cuba y librarnos de esta pesadilla que hemos soportado durante 62 años.
Ya no lo queremos. Lo que queremos es competir en igualdad frente a las urnas, hablar sin temor a represalias y ser libres. Queremos decidir nuestro futuro y participar libremente en la política de nuestro país.
No se trata de una cuestión ideología, es una cuestión de humanidad. Deseamos vivir en un país libre con dignidad. Es absurdo para nosotros que vivamos como lo hacemos como esclavos del sistema.
La solución más fácil para mí sería pedir asilo en otro lugar y tomar un avión para salir de Cuba, pero quiero quedarme y luchar. Quiero ser parte del cambio. Los cubanos merecemos vivir en democracia.