(Advertencia: algunas imágenes son perturbadoras) Cada día, estos fotoperiodistas filipinos se adentran en protestas, zonas de catástrofe y terrenos desconocidos para ofrecer imágenes impactantes al público. Sin embargo, la mayoría de ellos carecen de compensación por su trabajo.
ADVERTENCIA: Algunas imágenes son perturbadoras
METRO MANILA, Filipinas – El fotoperiodismo en Filipinas supone una lucha, ahora más que nunca. Los fotoperiodistas se enfrentan al peligro físico sobre el terreno, a la lucha por la libertad de prensa, a la desinformación, a las restricciones y a la falta de apoyo financiero. A pesar de todos estos peligros, los fotoperiodistas filipinos siguen esforzándose por hacer su trabajo, ofreciendo imágenes impactantes de acontecimientos reales.
El 28 de octubre de 2021, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) clasificó a Filipinas como el séptimo país más peligroso para el periodismo. Cada día, estos fotoperiodistas filipinos se adentran en protestas, zonas de catástrofe y terrenos desconocidos para ofrecer al público imágenes impactantes. Sin embargo, la mayoría de ellos carecen de compensación por su trabajo.
Es peor para los fotoperiodistas autónomos que necesitan ser versátiles para sobrevivir y continuar con su trabajo. Se trata de antiguos fotógrafos de plantilla o de fotógrafos independientes desde entonces. Estos fotógrafos se desplazan a lugares para captar acontecimientos de actualidad, historias de interés humano y vistas panorámicas. Para mantenerse a flote, estos fotoperiodistas también realizan trabajos paralelos, haciendo retratos, cubriendo eventos, bodas y trabajos comerciales. Esto significa que al menos la mitad de ellos deben hacer algo más que fotografía.
Cuando comenzó la pandemia, los medios de comunicación del país tuvieron que operar al 50% de su capacidad. Esto supuso el despido de muchos fotoperiodistas, sobre todo de los autónomos que ganan ₱300 o 6 dólares estadounidenses por foto, que es el mínimo. Esto obligó a muchos fotoperiodistas a vender el equipo que poseían, dejándolos a menudo con un solo equipo fotográfico. Para sobrevivir, algunos de ellos han tenido que buscar otras fuentes de ingresos, como el reparto de comida.
Ahora que el gobierno ha relajado las restricciones por la pandemia, algunos de estos fotoperiodistas han podido volver al trabajo. Sin embargo, hay luchas en el camino. Estos fotoperiodistas siguen cumpliendo, porque hay quienes aman su trabajo. Seguirán en el fotoperiodismo mientras puedan, y por cualquier medio.