En la zona de Argentina conocida como Trávelin ondea una bandera con un dragón en el centro. Sigue siendo una marca turística de la zona, inspirada en la influencia de los Welch en la comunidad chubutense. Se me ocurrió la idea de crear un espacio que se asemejara a un huevo dejado por un dragón, en honor al emblema del pueblo.
¡CHUBUT, Argentina ꟷ Me convertí en uno de los 100 ganadores en 20 países para tener la oportunidad de llevar mi idea única a la vida a través del Airbnb $10M OMG! Fund. Creé un alquiler único que se asemeja a un huevo de dragón en el bosque, conectado al suelo por una rampa que parece un tobogán.
En la zona de Argentina conocida como Trávelin ondea una bandera con un dragón en el centro. Sigue siendo una marca turística de la zona, inspirada en la influencia de los Welch en la comunidad chubutense. Se me ocurrió la idea de crear un espacio que se asemejara a un huevo dejado por un dragón, en honor al emblema del pueblo. Sumido en el trabajo, perfeccioné mi diseño pero no tenía suficiente dinero para llevar adelante el proyecto. Con paciencia, fe, entusiasmo y confianza, mi sueño se hizo realidad.
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Cuando me enteré del concurso a través de Airbnb, presenté mi proyecto entre propuestas arquitectónicas de todo el mundo. En el concurso se valoraban cuatro aspectos: originalidad, viabilidad, experiencia y sostenibilidad. Los diseños tenían que ser sorprendentes y transformar la visión de los huéspedes de lo que puede ser un alojamiento. Teníamos que pasar las inspecciones técnicas y terminar los proyectos antes de agosto de 2023, y el interior tenía que ser tan memorable como el exterior.
Sentí el ritmo de las etapas de la competición. En cada etapa, Airbnb nos pedía diversos datos y plazos. Con cada nueva fase, el proyecto se volvía más específico y preciso. Sentía que podía alcanzarlo y tocarlo. La emoción me invadía cada vez que recibía un correo electrónico con buenas noticias. Una energía indescriptible recorría mi cuerpo mientras levantaba los brazos y gritaba: «¡Bravo!». Desbordante de emoción, abracé a todos los que estaban cerca de mí y se me saltaron las lágrimas de felicidad.
Con cada fase de eliminación que superaba, mi confianza crecía. Sabía que mi sueño del huevo de dragón estaba impactando a la gente en el plano de su imaginación. Desafiándome continuamente, necesitaba demostrar una y otra vez que tenía una gran idea que podía funcionar.
Aunque no fue tarea fácil, seguí causando una buena impresión. Tras un largo proceso, por fin recibí la llamada. Anunciaron los ganadores, ¡y recibí la financiación para construir la cabaña! Apenas podía expresar mis sentimientos. Me di cuenta de que mi idea iba a abandonar el reino de los sueños para convertirse en algo tangible y real. No sabía cómo ni cuándo ocurriría. Lo único que sabía era que, con el tiempo, ocurriría.
Cuando se me ocurrió la idea de construir una casa con forma de huevo, nunca imaginé que sería una cabaña. La imaginé como mi estudio, algo que representara mi estilo de trabajo como arquitecto. Para mí, quería que simbolizara el nacimiento de una nueva etapa de mi vida y fusionara el arte con la arquitectura.
También creí que el diseño podría servir como carta de presentación para nuevos clientes y una gran muestra en mi portfolio. El proyecto final superó incluso mis propias expectativas gracias a la recompensa que recibí de Airbnb. El concurso lo llevó a otro nivel.
Sobre todo, quería que la cabaña fuera exactamente como la había imaginado, o mejor. Para ello, necesitaba un gran equipo de profesionales que entendieran y pudieran transmitir mi visión. Aunque completamente irreal, cada paso era una alegría. A medida que veía a los demás construir el huevo de dragón y mi visión iba tomando forma, volvía a sentirme lleno de energía.
Al recorrer el interior de la cabaña, la sensación es de caverna. La forma y la espacialidad se perciben en cada detalle. El enlucido está hecho de materiales naturales, cal y barro. Las paredes texturizadas conservan su pequeña rusticidad. La madera trabajada con formas orgánicas resalta una característica bastante tradicional de la cabaña. Pero la combinación más poderosa es la sensación de cueva contrastada con dos ventanas que ofrecen impresionantes vistas panorámicas. Una apunta a la cordillera de los Andes y la otra al valle de Trávelin. Parece un sueño.
Veo mi proyecto como una reivindicación de la arquitectura. Vivimos en una época en la que la imagen parece lo más importante, y todo resulta efímero, o cortoplacista. La arquitectura, en cambio, tiene un gran peso simbólico. Posee el poder, a través del arte, de crear algo en el momento presente que sea tangible y habitable.
Durante la realización del proyecto, todo parecía inmediato. De repente, aparecía algo que requería una base o un soporte. Tenía capas y escalones. Sobre todo, se basaba en leyes muy claras, la primera de las cuales era la ley de la gravedad. Me concentré en conseguir las mismas características en el renderizado, asegurándome de que la estructura mantuviera su esbeltez y belleza. Además de la escala y la forma, la altura del huevo de dragón implicaba retos y complejidades estructurales.
Al final, mi búsqueda me llevó a un acercamiento a la arquitectura contemporánea y a un amor por el detalle en este entorno patagónico, todo lo cual queda plasmado en el huevo de dragón. Al final, el alojamiento que un día imaginé en mi mente y esbocé tímidamente en un trozo de papel, se mantiene en pie. Aunque suene a cliché, los sueños pueden ser reales. El mío es la prueba de que se puede ir y pasar los días y las noches maravillado.