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Después de perder su voz artística, fotógrafa de la naturaleza redescubre su propósito en una ceremonia ancestral de liberación del cóndor

Durante la hermosa ceremonia de liberación, conocí a una mujer Mapuche, que compartía historias increíbles sobre el cóndor. Movilizada por sus palabras, le ofrecí una pluma de cóndor alucinante que encontré en una montaña. Ella no la aceptó. “La pluma te cayó a vos”, dijo. “ “Así que tendrás que comunicar”.

  • 10 meses ago
  • junio 30, 2023
6 min read
INTERVIEW SUBJECT
Sofía Lopez Mañán is a photographer, cartoonist, filmmaker, researcher and naturalist, deeply involved in nature preservation programs. Her artistic endeavors revolve around exploring the connection between humans and the environment. She has been recognized as a National Geographic Explorer and has been awarded multiple production grants for her work on environmental issues in Latin America. Her most recent project, titled «The Book of Nature,» was selected for the prestigious Joops Swart Master Class in 2019. It also received recognition through the PhMuseum Grant, Vogue Italia, and Sony Award.
BACKGROUND INFORMATION
The Andean Condor Conservation Program (PCCA) is a bi-national collaboration program between Chile and Argentina, which has managed to reintroduce 183 specimens throughout South America.Approximately 70% of the condors that arrive at the CRCA can be rehabilitated and later released into their natural environment. Others, due to the seriousness of their injuries, although they cannot be returned to nature, become part of the PCCA’s reproduction, education, and research programs. Thanks to this, the PCCA has managed to rescue more than 320 condors throughout the Argentine territory.

SIERRA PAILEMÁN, Argentina — Cuando asumí un Proyecto para documentar la transición del Zoológico de Buenos Aires hacia un Ecoparque, descubrí un propósito que reavivó mi espíritu. Una tarde, participé de una liberación de cóndores. [The condor is a vulture and the largest flying land bird in the Western Hemisphere.]

Todos formaron un semicírculo alrededor de la caja donde fue transportado ese majestuoso pájaro. Un silencio se apoderó del grupo cuando el líder espiritual comenzó con la ceremonia. Sosteniendo una varilla con sahumerios, limpió la caja, la purificó, e hizo lo mismo con el espacio a su alrededor y con la gente reunida.

Cuando se abre la caja, el cóndor asoma con cautela. Camina lentamente, mirando alrededor. Con las alas extendidas, pasa entre 10 y 20 minutos contemplando, analizando todo y respirando el aire fresco.

De repente, de alguna parte, aparecen otros cóndores, volando en el cielo. Parecía como si hubieran llegado para recibirlo. Sentí como si no fuera solo yo, como si me uniera a ellos en espíritu; fue como si estuviera involucrada íntimamente con su vuelo.

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Había perdido mi motivación y mi sentido de propósito

Por mucho tiempo, antes de mi experiencia en el Ecoparque, estaba enfocada en mi carrera como artista y fotógrafa. Estudié Bellas Artes, y trabajé con la idea del antropomorfismo y el intrincado vínculo entre humanos y el ambiente. Sin embargo, no estaba siguiendo hasta entonces mi pasión por la naturaleza.

Un día, al volver a la ciudad luego de un viaje, me sentí desconectada. Me sentí estancada. ¿Estoy contribuyendo de alguna manera?”, me pregunté. “¿Estoy creciendo como persona?”. Mi trabajo en general me parecía autoindulgente, y puse en duda el sentido de todo.

En medio de esa oscuridad, comenzó un proceso de autoreflexión y reconstrucción, pero me llevó un tiempo. Todos los días, me sentaba en mi taller frente a una hoja en blanco, pero no me inspiraba para nada. Buscaba desesperadamente recuperar mi fuego, hasta que sentí un cambio. Siempre me manejé por la pasión y el deseo, pero de repente insistía por encontrar una voz artística. Sin eso, me sentía vacía.

Entonces, llegué al Ecoparque y me impactó fuertemente. Encontré mi camino. Automáticamente pensé “Es por acá”. Observaba a esos increíbles animales a mi alrededor, y sentía una adrenalina y un entusiasmo que me empujaban. Me sumergí en nuevos estudios, como el naturalismo, y comencé a cultivar hongos.

Empecé a ampliar mis conocimientos y a establecer nuevas redes. Lentamente, tomó forma un proyecto personal que cambió mi forma de ver las cosas. Sentí como si se abriera un mundo nuevo e inexplorado, con muchas posibilidades para el crecimiento y la conexión.

Ver a humanos y animales salvajes formar lazos

Cuando presencié la ceremonia de liberación de cóndores, aprendí que se celebra el momento en que el cóndor y la comunidad se apropian del territorio compartido. El cóndor previamente herido regresa al lugar donde fue rescatado. Yo me apropié de algo también ese día. El contacto profundo que hice con los animales y los humanos responsables de su cuidado me fascinó inmensamente. Por su estatus de animal sagrado, supe que ayudar a conservar la población de cóndores era una búsqueda honorable.

Como fotógrafa y naturalista, comencé el proyecto El Rey Pájaro. Empecé a rastrear cómo esta especie emblemática establecía conexiones vitales entre los humanos y su entorno. Al combinar los avances modernos en conservación con la sabiduría antigua y la cosmovisión andina, buscamos evitar la extinción de la especie.

Vi cómo personas con diversos roles interactuaban con los pájaros. Un trabajador del zoológico, un veterinario, un político, o un espectador, cada uno le da un sentido diferente al vínculo. Hay un amplio abanico de significado. Cada persona se relaciona con el animal a su manera. Ver a los trabajadores interactuando con el animal me cautivó.

Aprendí a escuchar y observar pacientemente. No es lo mismo relacionarse con un cóndor que con un animal doméstico. Lleva más tiempo. Cada especie y cada humano parecían establecer su propio lenguaje único.

La pluma es tuya para llevarla; encontrar un propósito en la espera

Durante la hermosa ceremonia de liberación, conocí a una mujer Mapuche, que compartía historias increíbles sobre el cóndor. Movilizada por sus palabras, le ofrecí una pluma de cóndor alucinante que encontré en una montaña. Ella no la aceptó.

“La pluma te cayó a vos”, dijo. “ “Así que tendrás que comunicar”. Sus palabras me conmovieron, y desde ese momento, colaboro activamente con el Programa de Conservación del Cóndor Andino (PCCA). Este, como otros proyectos ambientales, resultaron ser experiencias profundamente espirituales en mi vida.

Hoy siento una conexión profunda con el cóndor y el mundo natural, como si mi identidad se disolviera, dejando solo pura emoción. . Cuando se llevó a cabo la ceremonia ese día, nadie quería moverse. Una sensación de profundo respeto flotaba en el aire. Como humanos, honramos las hermosas complejidades de la naturaleza. Me convertí en más que una fotógrafa de vida salvaje; me involucré en un estilo de vida.

Ahora, cuando viajo a los acantilados a esperar que aparezcan cóndores en el cielo, puedo sentarme durante horas. A veces, no aparecen; y no pasa nada. Aprendí a estar sola; a transformar mis frustraciones y convertirlas en un espacio de meditación.

Ya no me distraigo con los mensajes de WhatsApp ni estoy atenta al reloj. Libero mi mente de esa presión de publicar algo en redes sociales. En esos momentos, sola conmigo, mi mate y mi libro, experimento la práctica de la espera. Nada más.

Todas la fotos son cortesía de Sofía Lopez Mañán.

Descargo de responsabilidad de traducción

Las traducciones proporcionadas por Orato World Media tienen como objetivo que el documento final traducido sea comprensible en el idioma final. Aunque hacemos todo lo posible para garantizar que nuestras traducciones sean precisas, no podemos garantizar que la traducción esté libre de errores.

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