En Argentina, un fotógrafo devuelve a la selva una tierra desolada y urbanizada
Lenta y cuidadosamente, empezamos a retirar los alambrados que separaban el ganado. Cavamos en la tierra, plantando árboles autóctonos para repoblar el bosque. Como por arte de magia, empezaron a aparecer mariposas, llenando el paisaje con su presencia vibrante. Siguieron los insectos y los pájaros, y todo el ecosistema empezó a florecer.
- 1 año ago
julio 7, 2023
MISIONES, Argentina – Hace diez años, me embarqué en un proyecto para restaurar una pequeña parte del planeta. Creé la organización medioambiental Bayka. Nuestro objetivo: desarrollar activamente proyectos de regeneración en la Selva Misionera y preservar su rica biodiversidad. Creamos dos reservas naturales maravillosas.
Como fotógrafo, me sentía profundamente vinculado a la naturaleza. A través de mis fotografías, inmortalicé la belleza de la que fui testigo, pero mis viajes me revelaron algo más. Vi el impacto del calentamiento global. Los animales en peligro, la escasez de agua, el aire contaminado y la pérdida de vegetación no dejaban de inquietarme. Necesitaba enfocarme. Con mucho trabajo y mucho tiempo, nos pusimos en marcha.
En la actualidad, Bayka gestiona reservas naturales en San Sebastián de la Selva y La Morita. Día tras día, somos testigos de la creación de una nueva vida ante nuestros ojos.
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La reserva de San Sebastián de la Selva pasa de pradera a ecosistema floreciente
Cuando adquirimos las tierras de cultivo de la selva misionera para crear la primera reserva natural, vimos una vasta extensión cubierta de hierba y poblada de ganado, pero faltaba una cosa. No había árboles. Lenta y cuidadosamente, empezamos a retirar los alambrados que separaban el ganado. Cavamos en la tierra, plantando árboles autóctonos para repoblar el bosque. Como por arte de magia, empezaron a aparecer mariposas, llenando el paisaje con su presencia vibrante. Siguieron los insectos y los pájaros, y todo el ecosistema empezó a florecer.
La belleza que teníamos ante nosotros tenía un impacto emocional tangible. Lo que vimos nos conmovió. Una zona antes cubierta de hierba corta y vacas pastando ahora incluye jabalíes, ciervos y una gran variedad de aves. La población de insectos empezó a proliferar y la flora regresó. Ahora vemos todo un reino de hongos. A través de la restauración ecológica, fuimos testigos directos de la increíble capacidad de recuperación de la naturaleza. Ahora, me levanto cada mañana con ganas de empezar el día.
Es posible que en toda mi vida no llegue a presenciar el pleno crecimiento de los árboles que plantamos. Eso no me desanima. Mi propósito crece a través de un sentido de la responsabilidad: restaurar la naturaleza y tener un impacto positivo en el planeta. Yendo y viniendo entre Buenos Aires y la selva, veo cómo nuestras acciones conducen a un cambio vital y duradero.
Repleta de vida, la naturaleza está en constante movimiento
Serpenteando por San Sebastián de la Selva, no sólo se encuentra una revitalización de la naturaleza, sino también cabañas y zonas de barbacoa. Secciones de la naturaleza, una vez deforestadas, revelan un crecimiento asombroso. Altos árboles adornan la tierra donde cada día surge nueva vida. En un claro, se vislumbra una colina cubierta de vegetación. Es como si te transportaras a otro mundo.
Un coro constante de cantos de pájaros resuena en el bosque. A lo lejos, se oye el suave fluir de una cascada. Cuando llueve, la cascada se hace cada vez más ruidosa. Cada paso trae nuevas sorpresas. Una mariposa se camufla contra el tronco de un árbol mientras un pájaro de colores se da un atracón de frutas. La reserva está llena de vida.
Sobre todo, se ha convertido en un lugar donde la naturaleza está en constante movimiento. En el vivero cultivamos plantas y el río cobra protagonismo. Sus colores vibrantes y su potencia asombran a todo el mundo. Imagino a los indígenas guaraníes de Sudamérica navegando en canoa hace 500 años, y siento que veo el paisaje a través de sus ojos. Se produce una profunda conexión con el mundo natural, que evoca una sensación de asombro y aprecio por la belleza y la complejidad de la vida en todas sus formas.
La paciencia y la colaboración siguen siendo claves para honrar y preservar la naturaleza
A través de todas estas experiencias, he aprendido el valor de la paciencia. En este lugar sagrado, los animales permanecen muy en sintonía con nuestra energía. Influye en su reacción a nuestra presencia. Mientras trabajo para capturar el retrato perfecto de un animal, debo mantener la calma y no tener miedo para experimentar una conexión más profunda con ellos.
Estas dos reservas desempeñan un papel vital en la conservación de las aves en Argentina. En conjunto, albergamos el 37% de las especies de aves del país. San Sebastián de la Selva abarca 100 hectáreas de terreno, estratégicamente situadas en el corazón del ECU-F, o Corredor Ecológico Urugua-í – Foerster. La segunda reserva, La Morita, ocupa 37 hectáreas a orillas del río Iguazú. Conecta los Parques Nacionales de Iguazú de Argentina y Brasil.
Hoy seguimos aumentando nuestras aspiraciones. Las reservas naturales siguen siendo extraordinariamente importantes para conservar las poblaciones animales y sus hábitats. Nuestro principal reto consiste en atraer a más personas con la pasión de influir positivamente en el medio ambiente. Involucrando a empresas y personas con ideas afines, podemos colaborar para restaurar otras zonas.
Nuestro objetivo es avanzar aún más en el proceso de restauración. Este es nuestro principio rector. Mientras tratamos de crecer, seguimos recabando información, controlando nuestras reservas y ampliando nuestra comprensión de lo que conservamos.
Todas las fotos son cortesía del equipo Bayka.
