Hermanas trans en Brasil, primeras gemelas sometidas juntas a cirugía de reasignación de género
La intensa disforia genital de toda la vida hacía que los riesgos de la cirugía parecieran menores. En vísperas de nuestros procedimientos, me sentí consumida por la idea de finalmente liberar mi cuerpo para que coincidiera con mi identidad. Me invadió la alegría.
- 4 meses ago
diciembre 28, 2023
Mayla and Sofia: transgender twins from Brazil | Photo courtesy Mayla Albuquerck
SAN PABLO, Brasil — Desde muy pequeñas, mi hermana gemela Sofía y yo comprendimos nuestro carácter queer. Usábamos, en secreto, la ropa de nuestra hermana menor y encontrábamos alegría lejos de la desaprobación del mundo. En casa, el amor de nuestra abuela alimentó nuestros sueños. Valientemente, nos convertimos en las primeras gemelas transgénero en Brasil en someterse juntas a una cirugía de reasignación sexual, un paso poderoso en nuestro viaje compartido.
Sin embargo, nos enfrentamos a un intenso escrutinio. Encontramos fuerza en el apoyo de nuestra familia y la aceptación de nuestra comunidad. Nuestra historia, que alguna vez fue una fuente de dolor, se convirtió en una inspiración. Ahora, mientras estudio medicina, me dedico a ofrecer esperanza a otros como nosotras. Nuestro viaje refleja resiliencia y el poder de abrazar nuestra verdad.
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Luchando contra la disforia intensa y enfrentando la cirugía
Desde pequeña reconocí mi naturaleza única, distinta de las percepciones de los demás. A los ocho o nueve años tuve dudas sobre mi sexualidad, pero el concepto de ser gay seguía siendo extraño para mí. Tan pronto como mi mamá salía a trabajar todos los días, mi gemela y yo nos vestíamos con entusiasmo con la ropa de nuestra hermana menor. Nos deleitamos con la alegría prohibida que trajo a nuestros corazones.
En las calles fuimos testigos de miradas de desaprobación, como si la gente rechazara nuestra propia existencia. Los padres advertían a sus hijos que se mantuvieran alejados de nosotras por temor a que pudiéramos ser contagiosas. Sin embargo, después de cada pinchazo social, volvía al reconfortante ritual de mi abuela. Ella horneaba pan de queso, lo rellenaba con carne, me servía un vaso de guaraná y me aseguraba: «Todo estará bien». En medio de la adversidad, mi familia se convirtió en mi santuario.
Mientras recorría este camino desafiante, la naturaleza me ofreció consuelo. Me encantaban los dientes de león. Cada uno representaba una oración silenciosa para convertirme en mi verdadera yo. Envié estos deseos al cielo con cada semilla soplada, soñando con la transformación. Este ritual diario continuó hasta que cumplí 19 años, y cada diente de león era un símbolo de mi perdurable viaje hacia la autenticidad.
En 2021, mi gemela y yo afrontamos con valentía la cirugía. La intensa disforia genital de toda la vida hacía que los riesgos de la cirugía parecieran menores. En vísperas de nuestros procedimientos, me sentí consumida por la idea de finalmente liberar mi cuerpo para que coincidiera con mi identidad. Me invadió la alegría.
Mientras una celebraba, la otra se fue a lugares oscuros.
Cuando mi hermana decidió publicar en Instagram sobre nuestra cirugía, sin querer me delató y la vida empezó a resultar abrumadora. Pronto, un reportaje se refirió a nosotras como las únicas chicas gemelas trans de Tapira. Esto me puso en el centro de atención y me enfureció por la invasión de la privacidad. La exposición me llevó a lugares oscuros y comencé a pensar en el suicidio en un momento que debería haber sido feliz.
Buscar apoyo psicológico lo cambió todo. Me fortaleció para abrazar mi identidad y caminar con confianza por las calles. Ante la oportunidad de aparecer en un documental de HBO, superé mis dudas. Considerando el alivio financiero que el proyecto traería a mi madre, acepté.
Tras su estreno, el documental inesperadamente me calentó el corazón. Los mensajes de padres de niños trans me elogiaron como una inspiración. Estas interacciones cambiaron mi visión y me ayudaron a apreciar mi condición de figura pública y su potencial para ayudar a los demás. Se convirtió en una experiencia profundamente enriquecedora.
Ahora estoy obteniendo un título en medicina y aspiro a brindar cirugías transformadoras a personas como yo, haciendo que el cuidado vital sea más accesible. Mi fe permanece inquebrantable. A pesar de lo que algunos puedan decir, creo en un Dios que me ama tal como soy. Estoy comprometida a utilizar mis experiencias y conocimientos médicos para mejorar vidas. Si bien reconozco la importancia de las etiquetas para muchas personas, no me limito a una. Para mí, soy simplemente una mujer, que trasciende las etiquetas de cis o trans.
