El aroma de la cocina impregna cada prenda que llevo. Al final del día, ese olor inconfundible me acerca al hogar y a recuerdos significativos.
SPLIT, Croacia – Tengo raíces croatas por parte de mi madre asique tuve una posibilidad muy accesible de salir de Argentina a través de un programa de becas para descendientes del pueblo croata. Cuando terminé de cursar la carrera de Comunicación en la Universidad Nacional de La Plata, vendimos todo con mi hermano y nos vinimos a Croacia a estudiar el idioma y obtener la ciudadanía. No fue para nada fácil al principio pero con los meses empezamos a sentirnos más cómodos.
Con el tiempo, desarrollamos un negocio de venta de empanadas argentinas, el primero de este tipo en Croacia. La gente nos reconoce por el aroma; los clientes siempre comentan los olores cuando entran en nuestro restaurante.
En lo personal, en mi casa siento el olor a empanadas al quitarme la ropa, siento que el aroma de la cocina se me pega en la ropa y al finalizar el día vuelvo a recorrer esos olores que me llevan a sentirme cerca de mis orígenes, de mi país.
Nuestros primeros meses en Croacia fueron difíciles. Nos enfrentamos a la barrera del idioma y nos costó entender la letra chica de los contratos. Nos enfrentamos a la burocracia, pero los argentinos están acostumbrados a encontrar soluciones. Con el tiempo, aprendimos el idioma, buscamos la ciudadanía y nos sentimos más cómodos.
Crear un negocio en el extranjero conlleva su propia cuota de dificultad. Cada cultura tiene sus propias costumbres y dinámicas. Hay que entenderlas mientras se desarrollan las ideas. Seguimos aprendiendo cada día.
Somos tres socios en Morfar y los tres trabajamos en nuestro negocio, mis dos compañeros cocinan y yo estoy al frente del local. Todo está hecho a pulmón, esto es poner el cuerpo y la cabeza.
El olor a comino es inigualable y un condimento muy especial de las empanadas argentinas, por eso la gente se ve atraída al pasar por el frente del local. Esto es un sello característico. Muchas veces también podemos percibir que queda olor a vino circulando en el ambiente que combinado con el olor a empanadas recién horneadas entregan aromas que nos dan nostalgia y nos llevan a sentir que estamos más cerca de casa.
Los Balcanes tienen un producto similar a nuestras empanadas llamado burek. Muchas culturas tienen una versión de este tipo de comida callejera. Al principio, la gente miraba nuestro producto con un poco de duda, pero cuando se atrevía a probarlo, se volvía adicta. Hemos conseguido una clientela habitual de croatas que compran con nosotros varias veces a la semana. Nos tomamos el tiempo de explicar a nuestros clientes qué son las empanadas y cómo las consumimos en Argentina. Siempre vuelven a por más, lo que nos anima a seguir con nuestra aventura.
Mis socios y yo pusimos casi todo lo que teníamos en Morfar. Los ánimos y el entusiasmo que recibimos de la gente significan mucho para nosotros.