Cuando llegué a los Estados Unidos en el 2007, al migrar de Honduras por varios motivos, entre ellos la búsqueda de mejores oportunidades; tuve que hacer todo tipo de trabajos. Comencé desde abajo como muchos.
WASHINGTON, United States —Estaba sentado en una de las mesas en la ceremonia de los premios Emmy del año 2016. No prestaba atención al evento. Mantenía una conversación con algunas personas con las que compartía. De repente todos en el lugar empezaron a aplaudir y voltearon hacia mí. Había ganado mi primer premio a la excelencia en la industria de la televisión estadounidense.
“Soy como tú”, dijo el presentador al momento de anunciar al ganador de la categoría News Promo Campaign. Era el nombre de la serie de Univisión de la cual fui el productor. Un proyecto muy interesante, ya que recopilamos las historias de los presentadores y compañeros de trabajo, donde cada uno contaba su diario vivir como migrantes en un país diferente al suyo.
Para mí, estar entre los nominados ya era un triunfo. Nunca imaginé que ganaría ese premio. Mientras caminaba hacía el estrado, me di cuenta que no sabía que iba a decir, ¡No había preparado un discurso! Por suerte soy bueno improvisando.
Me sorprendió ser el ganador, pero fue muy gratificante. Realmente me había imaginado ganando no solo uno, sino varios premios, pero nunca pensé que sería en ese momento. Desde entonces he sumado siete premios Emmy. Y en mi mente sigo imaginando que me gano galardones aún más grandes. Mi papá siempre me decía: «si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus sueños.»
En mi juventud quise estudiar cine. Desde esa etapa me apasionaba el arte, pero en Honduras no existía, y aún no existe esa carrera y no tenia recursos para salir a estudiar al extranjero; así que incursioné en los medios de comunicación. Trabajé en radio y televisión como productor y en un periodo de tiempo como presentador.
Hasta que un día tuve la oportunidad de regresar a estar detrás de cámaras. Entendí que la producción era mi verdadera pasión. Disfruto crear y llevar a cabo una idea desde el papel hasta lo visual. También participé en algunos cortos donde actué y descubrí que soy un terrible actor.
Cuando llegué a los Estados Unidos en el 2007, al migrar de Honduras por varios motivos, entre ellos la búsqueda de mejores oportunidades; tuve que hacer todo tipo de trabajos. Comencé desde abajo como muchos. Conseguí empleo en una cocina, también fui Valet parking, pero siempre estuve enfocado en mi meta de llegar a la televisión.
Poco a poco fui involucrándome en el mundo artístico, primero en la fotografía tanto comercial como periodística, algo que resultó ser un talento oculto, que tenía y no había descubierto hasta que buscaba mi camino en los medios en Estados Unidos. Tiempo después me dieron una oportunidad en una radio. Hasta que llegué a Univisión, Washington donde presenté deportes. Algo muy raro para mí, porque, aunque me gustan los deportes presentarlos no es lo mío. Cuando tuve que hacerlo cumplí con mi trabajo profesionalmente. Pero la realidad es que no me gusta usar corbata ni maquillarme.
Así que cuando me dijeron que me ofrecían la gerencia de producción en Univisión con la condición de dejar de estar frente a cámaras, de inmediato dije: ¡Por supuesto!
Me dieron la posibilidad de crear e inventar. Disfrutaba llevar a cabo un proyecto desde el sueño, convertirlo en idea, luego en proyecto y ese proyecto realizarlo. Tenía mucho trabajo, y agradezco a Univisión porque me permitían desarrollar plenamente mis habilidades, y además podía paralelamente tener mi proyecto personal.
Fue trabajando en Univisión, que comencé a realizar proyectos de forma independiente en mi tiempo libre. El primero fue el cortometraje “Vuelve con nosotros”, el cual grabamos en tres días. Me propuse lograrlo, así que me lancé, lo intenté y lo hice. Inconscientemente iba alimentando mis sueños.
Pero siempre hay un detonante, lo que te empuja, a tomar una decisión. En mi vida, realizar este proyecto me impulsó a crear mi propia empresa. Pero sabía que necesitaba a alguien para llevar las cosas bien con las finanzas. Soy bueno para gastar el dinero, pero no para administrarlo. Así que hablé con mi amigo Juan Pablo Vacatello, y él lleva la parte financiera de la empresa.
Cuando tuve que pensar en un nombre para mi emprendimiento retrocedí a mi infancia. Yo era un niño muy inquieto. El típico alumno insoportable del aula, el autor intelectual de todos los desastres. Esa era mi forma de expresar toda la energía que tenía dentro de mí. Tuve una maestra que en un arranque de enojo porque no podía controlarme, me dijo que yo tenía la cabeza hueca y que no iba a llegar a nada en la vida.
Valiéndome de la ironía, ante el trabajo creativo que realizamos, decidí llamar a mi productora Cabeza Hueca Films. Lo hice para recordarme que cuando me propongo algo puedo lograrlo, y que lo que la gente cree de uno no siempre es así. Esa expresión de mi maestra lejos de afectarme me retó a ser mejor.
La vida es una carrera de obstáculos, y he aprendido a dar lo mejor de mí en ella, por eso logramos culminar con éxito el rodaje de nuestro primer largometraje “La condesa”, proyecto que nace en el mismo año en el que decidí constituirme como empresario formalmente.
Nosotros empezamos a grabar en marzo del 2020. A mitad de rodaje llegó la pandemia de COVID 19. Mientras el mundo se paralizaba, yo sentí que era el momento indicado para poder arrancar con mi productora audiovisual. Siempre trato de encontrar las ventajas de una situación. A pesar de la pandemia nos aventuramos y fue un año muy bueno para nosotros. Nos hemos mantenido desde ese entonces, con proyectos propios y los de los clientes que confían en nuestro trabajo.
Estábamos rodando con un presupuesto muy reducido. Logramos culminar el proyecto en un tiempo record de 14 días. Cada vez que lo cuento a alguien, me quedan viendo como si estuviera loco. Y si, lo estoy.
Cuando vi el trabajo terminado, sentí satisfacción. “La Condesa” es un producto de calidad. Dejando de lado si te gusta la trama o el género. Técnicamente es una buena película y realizarla me demostró que como equipo tenemos la capacidad de hacer muchas cosas.
Se que en Honduras hay muchos jóvenes con talento. He querido comenzar un proyecto para promover el arte y la cultura en Honduras, sin embargo, es muy difícil trabajar en mi país. Siento que todo lleva un ritmo diferente, y los gobiernos no ponen interés en mejorar esa parte tan importante de la sociedad, por el contrario, dejan que mucho talento se desperdicie mientras ellos pelean por banalidades.
El arte y la cultura es el alma de los pueblos y un pueblo sin arte está muerto. Por eso anhelo poder ver a los artistas hondureños recibir apoyo, y creo que los que ya hemos hecho camino en este rubro debemos unirnos para brindarles espacios a las nuevas promesas del arte. Me veo comprometido en hacer algo por ellos, porque no quiero que les pase como a mí, que no pude explotar mi talento en el país por falta de oportunidades.
Yo siempre he dicho que gran parte de lo que soy y lo que he logrado es gracias a lo que aprendí en Honduras, si bien es cierto mi carrera la tengo en Estados Unidos, yo ya traía un camino recorrido desde mi país, donde hice mis primeros pasos. Siempre pensé en como devolver algo de lo que he logrado. Y decidí decir gracias con uno de los premios Emmy, sentí que era la mejor manera, porque es el fruto de mi trabajo.
Me gustaría que esa estatuilla pueda ayudar a inspirar, motivar o incentivar a algún joven para lanzarse a buscar sus sueños, sería una doble ganancia para mí. Si yo lo logré que era un niño inquieto, mal alumno y con mucha energía, otros también pueden. Yo creo que hay muchos así en el mundo, solo que no han logrado descubrir sus talentos o no se han motivado.
Un día desperté, vi a mi esposa y le dije ¿Sabes qué? Voy a regalar uno de mis premios Emmy. Solo me miró con incredulidad, sin decirme una palabra.
Al tener esa idea en mi cabeza constantemente me puse en contacto con las autoridades del Museo de la Identidad Nacional de honduras (MIN), donde me pareció que era el lugar más correcto que estuviera. Al contarle a mi esposa que aceptaron mi trofeo en el museo me dijo: ¡ah es en serio! Son tantas las cosas inusuales que se me ocurren que ya no se sorprende.
El premio que doné fue el que gané en el 2019 por un documental sobre la separación de familias inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. Tenía en mente tomarme unas fotografías del momento en que lo entregara para el recuerdo, pero las autoridades del museo tomaron a bien hacer una ceremonia, donde me agradecieron por la donación, con la presencia de actores con los que he trabajado, familiares y amigos. Fue un grato momento. Ver el trofeo en una de las vitrinas del lugar me da mucha satisfacción.
Quiero dejar una buena memoria de mi a mis hijos, que ellos puedan ver atrás cuando yo ya no esté y se sientan orgullosos de lo que he hecho. Cuando me toca buscar inspiración para mi trabajo, son ellos, mi familia quienes me generan motivación.
Cuando conocí sobre mi compatriota Maribel Lieberman, quedé fascinado con su historia, después de ver el documental “Chocolate Road” donde Maribel es una de las protagonistas, de inmediato se me ocurrió que era digna de ser contada en un largometraje. Me comuniqué con ella para proponerle hacer una película sobre su vida y le pareció una buena idea.
Sobre todo, me interesa resaltar que el éxito que ha logrado ha sido a raíz de un montón de tropiezos y obstáculos que ha tenido que cruzar y demostrar que los caminos no son tan fáciles como se ven en las novelas. Porque la gente mira cuando ya estás arriba pero no sabe todo lo que tuviste que pasar para llegar a donde querías.
Estoy muy contento porque con este proyecto ya estamos en una etapa bastante avanzada. Tenemos el guion terminado, estamos buscando financiamiento y culminando detalles para comenzar el rodaje. Las escenas se filmarán en New York, Honduras y Japón. No es un trabajo fácil, pero yo siempre digo que la vida es una carrera de resistencia y no de velocidad.
Al ver nuevamente las producciones que hemos hecho con Cabeza Hueca Films, me siento muy satisfecho, pero también soy consciente que hay muchas cosas que tenía que haber hecho mejor. Siempre pienso: hubiera hecho esto, hubiera puesto esto aquí y siento que nunca está listo, pero llega un momento en el que tengo que parar y es cuando doy por terminado un proyecto.
Soy ambicioso y espero lograr cosas más grandes y mejores de las que he alcanzado hasta ahora, quiero mejorar la calidad de lo que hago. Mi sueño en este momento es realizar proyectos de alta calidad para presentar en un Super Bowl, Estoy seguro que tengo la capacidad de hacerlo, aunque hasta el momento todavía no ha llegado un cliente que lo pida.
Confío mucho en el talento hispano, y con mi empresa al momento de contratar al personal les doy prioridad, porque se que vemos menos posibilidades en este país. Todos los colaboradores de Cabeza Hueca Films actualmente son latinos; de Honduras, Republica Dominicana, Argentina y Brasil, aunque en algunos casos también incluimos a profesionales de Estados Unidos.
Me encanta porque cada proyecto es realizado por un equipo multicultural y eso dice mucho de la calidad del trabajo. Estamos aprendiendo de diferentes culturas durante el desarrollo de cada etapa y eso me parece grandioso.
Cuando emprendí mi camino como empresario independiente tuve temor, pero lo superé porque recordé que en algún momento de mi vida no tuve nada y sobreviví, así que no tengo ningún problema en que me vuelva a pasar, si es así voy a encontrar la forma de volver a salir adelante.