Parece un universo paralelo y, si te lo cuento, puede que digas: «Qué horror», y sigas con tu día. Para mí, vivir en presencia de personas que no comen y mueren de infecciones dentales en 2023, me cambió. Pude ver que son seres humanos como yo, que tuvieron la mala suerte de nacer en un lugar olvidado.
BUENOS AIRES, Argentina ꟷ Hay días que me desempeño en los hospitales y otros días donde el presidente tiene programadas actividades y tengo que acompañarlo, sea donde sea. Sea en el país o en el exterior, tengo que estar a disposición junto a la Unidad Médica Presidencial. En el año 2013 se dio la oportunidad de ser convocado para formar parte de la unidad médica presidencial. En ese momento en la presidencia estaba la Dra. Cristina Fernández de Kirchner. Al principio fue un gran desafío, una sorpresa. Profesionalmente para fue un gran logro porque lo único que hice fue estudiar formarme, capacitarme. Duermo poco, cerca de 4 o 5 horas, pienso mucho y además siento que mientras duermo, pienso, no paro nunca.
Ser parte del equipo médico del presidente me acercó a tener experiencias diversas que de otro modo no hubieran existido. Intercambiar experiencias con profesionales de otros países en la misma función, estar en lugares que jamás hubiera imaginado, vivir situaciones que me han enriquecido personal y profesionalmente.
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En el año 2020 habíamos viajado a Chaco y el director del hospital me comentó sobre la gravedad sanitaria que existía en la provincia. Alberto Fernández fue a inaugurar una planta potabilizadora de agua, como parte de su equipo médico lo acompañó a este lugar donde no había agua potable hasta ese momento. El día que conocí este lugar, Nueva Pompeya, en el impenetrable Chaqueño, vi una precariedad absoluta no solamente de infraestructura, de recursos humanos, de materiales sino también de necesidades elementales para la vida.
Me conmoví profundamente al ver que por ejemplo la gente padecía infecciones graves por una muela, cuando son cosas que pueden evitarse. El Impenetrable Chaqueño es una zona de constante deforestación, esto afecta no sólo al medio ambiente porque los bosques van desapareciendo sino también, altos niveles de contaminación, lo que deriva en enfermedades de todo tipo. Una vez recorriendo la zona, encontramos envases vacíos de glifosato que las empresas dejan tirados donde viven comunidades wichi. Estos envases son usados algunas veces por ellos para transportar agua muchas, sin saber que se están envenenando.
Las temperaturas en esta zona suelen ser superiores a los 40 grados. La falta de agua, de alimentos, de viviendas en condiciones dignas, la imagen de personas descalzas caminando sobre un suelo de tierra, tratando de sobrellevar el día a día es el paisaje habitual mezclado con un escenario de naturaleza invadida por las empresas que talan partes de arboles y contaminan el ambiente. En este contexto surgió la idea de armar junto con otras personas las Brigadas Sanitarias, con el objetivo de construir una red de profesionales y voluntarios del área de la salud.
Cuando volvimos a Buenos Aires, traté de buscar recursos por un lado y por otro, fui a la Universidad para intentar articular un trabajo en conjunto y no me hicieron caso. Con dos colegas del hospital, seguimos adelante, reuniéndonos regularmente. Con el tiempo, una reconocida organización social llamada Nuestramérica se unió a nosotros.
De octubre a febrero, viajamos a la comunidad wichi, cerca del Parque Nacional del Impenetrable. Reunimos 10 brigadas y operamos a 400 personas que necesitaban ayuda urgente. Fue gratificante y agotador a la vez. Con temperaturas abrasadoras y sin infraestructuras.
Los miembros de la brigada -entre ellos educadores sanitarios, médicos, enfermeras y trabajadores sociales- hicieron gala de un increíble trabajo en equipo. Como médicos acostumbrados a trabajar en condiciones satisfactorias y con suministros fácilmente disponibles, tuvimos que ser creativos, ideando herramientas para realizar la cirugía. Los cirujanos y médicos que trabajan en este tipo de entorno aprenden a trabajar en cualquier sitio. El ingenio se convierte en nuestro valor agregado. Cuando fui a la región del Chaco, no dije: «Ah, no tengo las herramientas adecuadas, así que no voy a operar». Pasás a la acción, resolviendo los problemas que tienes delante como podés.
Existe una realidad paralela en el país donde la gente camina descalza sobre suelo de tierra. Y esto es algo que hay que tomar consciencia: la gente cuando ve, cuando vive la realidad de la otra toma real dimensión de lo que le está pasando al otro. Si yo vengo y te lo cuento tal vez decís “huy pobre” pero seguís tu camino. Pero cuando vivís en presencia que hay gente que no come, que se muere de una infección en la muela en el año 2023, que es un ser humano igual que vos que tuvo la mala suerte de nacer en un lugar olvidado y vos tuviste la suerte de nacer en una ciudad cosmopolita y que la podes pasar un poco mejor que tenes más acceso a todo, la historia es otra. Porque acá en Buenos Aires podes ser la persona más pobre, pero te atienden en el hospital igual que a mi, porque hay salud, pública, médicos e infraestructura, allá no. Podes ir con toda la plata que tenes en el bolsillo incluso, y te morís igual que el chaqueño que vive en el impenetrable, porque no está la posibilidad, porque no hay médicos, porque no hay insumos, porque no hay recursos. Y yo hablo del impenetrable como si fuera el único lugar de la Argentina donde pasa eso, pero no. Esto pasa en el norte en el sur y en todos los lugares donde el Estado aún no ha tomado acción al respecto.
Durante nuestra última brigada al Chaco, operamos a unas 40 personas. Nos adaptamos a la falta de suministros, herramientas y condiciones óptimas. Arreglábamos las cosas con cinta aislante y operábamos abiertamente. Para nosotros, la vulnerabilidad se convirtió en una virtud. Creo que todos los profesionales médicos de renombre deberían trabajar en estas condiciones, para enfrentarse a realidades diferentes. Ahora me siento preparado para cualquier cosa y puedo compartir estas experiencias con unidades médicas presidenciales de España, Francia o Estados Unidos.
Si bien el Estado se ha involucrado en algunas de las brigadas, aún no tenemos soluciones sistémicas concretas. En colaboración con el gobernador de Chaco, trabajamos en una política sanitaria, pero esperamos los trámites burocráticos para llevarla a cabo. Mientras tanto, la situación continúa. No recibimos ningún pago por nuestro trabajo, pero la gratificación se convierte en pago suficiente.
Mi trabajo como miembro de la unidad médica presidencial sigue siendo mi vocación. Me aleja de la familia y a veces me pierdo fechas y acontecimientos importantes. Mi pareja y mis dos hijos adultos me comprenden y me apoyan. El equipo médico presidencial, formado por 15-20 profesionales de diversas especialidades, tiene como único objetivo prestar asistencia médica de urgencia a la familia presidencial, pero aprendemos mucho más.