La emoción y la alegría de saltar a lo desconocido se mezclaron con una sensación de temor. En España, cada uno de nosotros empezamos a emprender nuestras propias aventuras. Todo de repente se sintió muy real. El estrés y la preocupación invadían mis pensamientos y me impedía dormir.
BUCAREST, Rumania ꟷ Mi vida como nómada digital comenzó en 2020. Venezolana de nacimiento, pero mexicana de corazón, había vivido durante siete años en México con mi padre y mi hermano. Teníamos una empresa de comercio electrónico, pero las cosas empezaron a parecerme demasiado pequeñas. Mi casa parecía más un almacén lleno de cajas y productos que un espacio habitable. Un profundo deseo de hacer más con mi vida invadía constantemente mis pensamientos, sin embargo, sentía que tenía mucho en juego.
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La empresa ya contaba con empleados, pero salir de México significaría ceder el control de toda la operación. Sentí miedo, pero en un giro cómico, la decisión que parecía tan imposible de tomar, se produjo por impulso, en un abrir y cerrar de ojos.
Mi hermano y yo llegamos a DHL, la empresa de envíos a la que enviamos cajas a los clientes. Me quedé en el auto mientras él entraba. Apareció una notificación de una aerolínea mexicana que ofrecía ofertas en vuelos. Parecía un trato que no podía rechazar. En mi mente, pensé: “Necesito comprar estos boletos ahora”, así que lo hice. Cuando me di cuenta de lo que había hecho, la emoción y el nerviosismo me inundaron.
Llegamos a casa y le dije a nuestro padre. Para nuestra sorpresa, la idea de una aventura lo entusiasmó y prometió unirse a nosotros. La fecha en el calendario no solo marcaba nuestra nueva vida como nómadas digitales, representaba la fecha de vencimiento de nuestra vida en México. Necesitábamos prepararnos. Juntos, mi padre, mi hermano y yo resolvimos todos los cabos sueltos. Terminamos el contrato de arrendamiento de la casa, hicimos la transición de la empresa, nos comunicamos con los empleados y vendemos todas nuestras pertenencias.
A contrarreloj lo cumplimos todo y empezamos a llenar nuestras maletas de ropa, pero también empacamos todas nuestras ilusiones y expectativas. Nuestra siguiente parada: ¡España!
La emoción y la alegría de saltar a lo desconocido se mezclaron con una sensación de temor. En España, cada uno de nosotros empezamos a emprender nuestras propias aventuras. Todo de repente se sintió muy real. Un momento particularmente difícil surgió cuando nos dimos cuenta de los desafíos de tener un nuevo socio con ideas diferentes en la empresa en México. El estrés y la preocupación invadían mis pensamientos y me impedía dormir. Me enfrenté a una nueva ciudad donde no conocía a nadie y había dejado atrás a todos mis amigos.
Así que me puse a viajar. Después de Madrid visité Varsovia, Lisboa, Croacia, Finlandia y Lagos. Cada visita a un nuevo lugar me ayudó a crecer y me dio nuevas experiencias. Eventualmente, viajé de regreso a Varsovia para pasar un tiempo con amigos. Rodeado de espacios familiares y el regreso a la rutina me ayudaron a reenfocarme, algo que necesitas cuando vives la vida de un nómada digital. Empecé a darme cuenta de que amaba mi nueva vida, pero en el fondo echaba de menos algo. Necesitaba asegurarme de tener oportunidades para disfrutar de la familiaridad. Ahora, mi familia y yo hemos alquilado un lugar en Bucarest donde exploraremos durante el próximo año.
Después de unos meses como nómada digital, en abril de 2021 comencé a crear contenido en mis redes sociales. Al principio, nadie me apoyó ni estuvo de acuerdo con esta decisión. Entonces, un día en terapia, le dije a mi psicóloga: “Mira, yo quiero hacer esto, pero no tengo ningún estímulo de nadie”. Ella me miró y dijo: “Deberías intentarlo. Lo peor que puede pasar es que no funcione”.
Seguí adelante y pronto me di cuenta de que crear contenido era similar a llevar un diario de mis experiencias y estilo de vida. Cuando lo necesitaba, podía recurrir a ese material para recordar mis sentimientos. Creé un sitio web y creé una presencia en Tik Tok, Pinterest, Instagram, YouTube, Twitter, Telegram, LinkedIn y Facebook. Mientras hacía videos y escribía, mi contenido se convirtió en una mezcla de historias de viaje a> y el proceso de trabajar de forma remota y freelance.
Con el tiempo, mi autoestima mejoró. Empecé a ver cómo subestimaba mi vida y dejaba ir cosas que eran irrelevantes. Al compartir historias interesantes con el mundo, veo cómo mis logros inspiran a las personas que me siguen. Dejo mi marca en ellos y me hace sentir increíblemente bien con este viaje.
Hoy, amo mi trabajo, y amo lo que hago. Puedo agradecerme por dar ese paso, confiar en mis instintos y seguir mi visión. Sobre todo, me siento tan agradecida de no haber dejado que el miedo me impidiera tomar riesgos.