Los hermanos se turnan y se sumergen en las profundas aguas del Yamuna, cubiertas de espuma tóxica, para encontrar las monedas que la gente lanza desde el puente, con la esperanza de que sus oraciones sean atendidas.
NUEVA DELHI, India – «Pasaré toda la vida que me queda junto a la Madre Yamuna, aunque yo o mis hijos nos hagamos ricos. He vivido aquí y moriré al servicio de la Madre Yamuna», dice Laal Mann. Mann es el mayor de sus hermanos. Él y sus dos hermanos -Mohammad Zakir y Rashid Ahmed- se ganan la vida recogiendo monedas del lecho del Yamuna, incluso después de que la contaminación se haya apoderado del río.
El Yamuna, un río de importancia religiosa en la India, es también uno de los más contaminados del mundo. Es una fuente de agua doméstica para millones de hogares y, sin embargo, su estado actual es preocupante.
Los hermanos se turnan y se sumergen en las profundas aguas del Yamuna, cubiertas de espuma tóxica, para encontrar las monedas que la gente lanza desde el puente, con la esperanza de que sus oraciones sean atendidas. Zakir afirma que ganan hasta 250 rupias al día con esta práctica. Eso equivale a 7.750 rupias al mes, que alimentan a una familia de cinco miembros. Esta cifra no cubre las necesidades de la familia, incluso si se mantuviera constante, lo que rara vez ocurre.
Los hermanos también ganan dinero a veces recuperando la parafernalia de los ritos religiosos. El promedio de ingresos por esta práctica es de unas 100 rupias. La tercera fuente de ingresos es la extracción de cadáveres o supervivientes del río. Según afirman, entre los cadáveres hay sobre todo personas que intentaron suicidarse. Por ello, la familia del individuo remunera a los buzos.
Los hermanos siguieron los pasos de su padre y llevan toda la vida trabajando en el río. Nadie del gobierno los reconoce. Según Zakir, si pudieran obtener licencias para el trabajo que realizan, eso podría suponer un alivio necesario. Además de garantizarles una fuente de ingresos constante, lo más importante sería que se ganaran un mayor respeto. Por desgracia, los trámites para sus licencias siguen sin resolverse. Teniendo en cuenta que la policía local les llama para que les ayuden a extraer cadáveres del río, las autoridades conocen su trabajo. Sin embargo, los hermanos afirman que las autoridades hacen oídos sordos a su situación y a sus ruegos.
Todas las fotografías son de Saurav Kumar Mishra