Cuando iba con mi hijo por las calles de Bogotá, todo el mundo quería hacerse fotos con la moto dragón que había hecho. Podía ver la diversión de todos cuando sus ojos se fijaban en mi creación.
COLOMBIA, Bogotá – Desde pequeño mi fascinación por los dragones no ha desvanecido. Mas o menos hace unos 25 o 30 años cuando estaba de moda los videos juegos de mortal kombak, me gustaban sus dragones, sus armaduras, también los capítulos de Gokú, entre otros. Ya siendo ahora herrero los recreo a través de mis metales.
Uno de mis primeros trabajos, momentos icónicos de mi vida, fue cuando diseñe y cree el dragón del señor Goan, un dragón que armé de 25 metros por 3 metros de diámetro acá en la zona T de Bogotá.
Desde muy joven, apasionado por la mecánica industrial, junto a mi hermano, comenzamos a trabajar con metales preciosos lo que era Oro y plata, solo que a medida de tiempo la crisis empezó y comenzó avanzar, además del material costoso, decidimos trabajar en la metalúrgica, comenzamos hacer diseños básicos, luego con la exigencia del cliente, empezamos a trabajar diseños vanguardistas.
Para mi la satisfacción mía es la satisfacción del cliente, cuando diseño, lo mentalizo y luego materializo como lo pensé.
El proceso me hace sentir realizado, además que ellos me dan toda la libertad de poder trabajar libremente, según el proyecto, por eso cada día me descubro, y empiezo a indagar más en otras formas, siluetas, y tratar de mejorar en cada proyecto que se proponga.
Junto a estos trabajos como armaduras, mazas, cascos, espadas, dagas medievales también, trabajamos, la decoración rústica, como chimeneas, macetas, candelabros, haciendo de nuestro espacio, un taller experimental creativo.
He tenido la oportunidad de trabajar en casa de artistas muy conocidos en Colombia como Vives, Juanes entre otros. Quiero que mi proyecto también se reconozca no solo acá en el barrio San Felipe sino en ciudades como Cartagena ya que el turista valora mas este tipo de trabajos. Es muy atractivo para ellos.
Un día, mi mujer me regaló una moto. La desmonté toda y la reconstruí en forma de dragón. Cuando iba con mi hijo por las calles de Bogotá, todo el mundo quería hacerse fotos con la moto. Podía ver la diversión de todos cuando sus ojos se fijaban en mi llamativa creación.
Vendí la moto y ahora estoy trabajando en una mejorada. Dentro de 10 años, pienso hacer algo que supere mis propias expectativas: construiré un dragon truck. Pienso abordar el proceso de forma muy profesional.
A mis hijos les gustan mucho mi trabajo a veces vienen y me ayudan, hacen pescaditos de metales y otras cosas, y aunque tiene también conocimientos de mi trabajo, tienen otros sueños diferentes a los míos, y claro que los apoyo y les respeto.
Reivindico este trabajo desde la fundición, curvas, cincel, porque es el arte del metal no lo tiene todo el mundo, y a través de tiempo también ha habido nuevos tipos de fundiciones que también las trabajo, para mí este trabajo es sagrado.
Todas las fotografías son de Adriana Niño.