El We Tripantu se celebra tradicionalmente durante el solsticio de invierno, el día más corto del año en el hemisferio sur. Esta fiesta marca el comienzo de la retirada del invierno y la renovación de la naturaleza. Según las creencias mapuches, en este día sagrado se renuevan los árboles, brotan las flores y nacen nuevos animales.
SANTIAGO, Chile – Desde hace más de 25 años, cientos de personas llenaron las calles del asentamiento Los Copihues, en la comuna de La Florida, entre el 20 y el 24 de junio para celebrar We Tripantu. Esta celebración, también conocida como Wüñol Tripantu o Año Nuevo Mapuche, es uno de los acontecimientos anuales más significativos para el pueblo mapuche. Los mapuches son indígenas del centro-sur de Chile y del suroeste de Argentina.
We Tripantu se celebra tradicionalmente durante el solsticio de invierno, el día más corto del año en el hemisferio sur. La fiesta marca el comienzo de la retirada del invierno y la renovación de la naturaleza. Según las creencias del pueblo mapuche, en este día sagrado se renuevan los árboles, brotan las flores y nacen nuevos animales. A partir de esta fecha, las horas de sol se alargan gradualmente hasta llegar al solsticio de verano, el día más largo del año.
La celebración comienza la víspera del solsticio de invierno, justo cuando el sol está a punto de ponerse.
Originalmente, el We Tripantu era una celebración exclusivamente familiar. Con el paso de los años, la tradición evolucionó, ampliándose para incluir más aspectos sociales y comunidades más grandes.
Según las creencias mapuches, los seres humanos permanecen profundamente interconectados con la naturaleza, y esta energía transformadora repercute tanto en las personas como en las comunidades. Elementos como el sol, la luna, la lluvia, el océano y el viento deben permanecer en equilibrio para garantizar nuestro bienestar y armonía.
El Tripantu se erige como una celebración de la renovación de las energías y la vida, marcando el regreso del sol y el calor, y el despertar de la vida que había estado adormecida.
Los miembros de la familia y la comunidad se reúnen ataviados con trajes tradicionales, mientras suena música folclórica durante toda la noche.
Al amanecer, la gente se dirige a los ríos y arroyos cercanos para lavar toda la negatividad acumulada a lo largo del año. Este ritual de limpieza les ayuda a librarse de enfermedades, malos pensamientos y malos espíritus.
Todos los miembros de la comunidad participan en la ceremonia, que incluye cantos, bailes, una comida comunitaria y ofrendas a la tierra.
Los niños también participan en el awar kuden, un juego tradicional jugado con habas, acompañado de una canción para la buena suerte. En este juego, los niños compiten por ganar y quedarse con un objeto del perdedor, para lo que suelen ofrecer sus juguetes.