Antes de salir al escenario, siento que los nervios me recorren todo el cuerpo. Siento que me tiemblan los brazos y las piernas y que el sudor me corre por la frente. Pero cuando pongo un pie en el escenario, todo fluye con naturalidad.
Salzburgo, AUSTRIA – Era un jovencito de 12 años que navegaba por el internet, encontré una pieza de metal sinfónico y quedé maravillado, a partir de ese momento mi pasión por la música despertó y decidí entrar en la Banda Sinfónica Juvenil en San Pedro Sula.
Nunca imaginé formar parte de una ópera, interpretar un papel como contratenor en una obra de Mozart, en su ciudad natal Salzburgo, Austria. Pero, aquí estoy formando parte del elenco de “La finta giardiniera”.
Antes de salir al escenario me siento nervioso. Siento que tiemblo, sudo. Pero al poner un pie en las tablas todo fluye. Estando frente al público y compaginando con la orquesta me siento a gusto.
Soy un cantante de opera principiante y creo que por ello trato siempre de estar 100% concentrado, me enfoco en un punto fijo y controlo mi postura para hacer bien todo técnicamente. Escucho mi voz, que se conecta con la orquesta. Disfruto el entorno sonoro puro, sin interferencias electrónicas, es la magia de la música clásica. Es arte.
Cuando veo atrás, lo que he avanzado y donde me encuentro ahora, pienso en como todo se alineó para mí. Creo que cuando algo está destinado para tu vida, no hay nada que pueda evitar que eso suceda.
Comencé a estudiar música a mis 15 años, y el instrumento que tocaba era el trombón. Un día de clases, mientras me encontraba en una de las aulas de la escuela cantando con mi voz de contratenor (todavía no sabía que tenía ese registro vocal) como un juego, quería experimentar; Se acercó uno de mis maestros y quedó sorprendido al ver que era yo el que cantaba. Me dijo que tenía un tono de voz privilegiado y que si quería perfeccionar mi técnica él me ayudaría.
A partir de ese momento, comencé a trabajar en mi voz, y cada vez que, hacia una presentación, los espectadores me hacían saber que les gustaba mi talento. En una ocasión fui invitado a participar en un evento organizado por la embajada de España en Honduras, al finalizar me dijeron que tenían algo para mí. Era un boleto de ida y vuelta con gastos pagados para audicionar en algunos conservatorios de música en el país europeo.
No podía creer el regalo que me habían dado. Yo iba a cumplir con un compromiso, y salí con la oportunidad que me cambió la vida. En el 2018 viajé y audicioné en dos conservatorios, fui admitido en ambos, pero elegí la Escuela Superior de Canto de Madrid.
Mientras estudiaba en Madrid, en el 2020 la productora del programa Got Talent España, me invitó a participar en el concurso, donde recibí el pase de oro que me colocaba como semifinalista. Mientras transcurría el concurso, dudé si en realidad era eso lo que quería para mi carrera. No pude seguir en el show debido a que tuve sintomatología de COVID 19 y tanto los organizadores como yo, decidimos no continuar con mi participación.
Aunque fue una gran oportunidad, supe que mi carrera no era por ese camino. En el 2021, una agencia artística que maneja la carrera de varios cantantes de ópera, se interesó en mí. Me ofrecieron varios papeles, en los cuales iba siendo evaluado, hasta que me pidieron que trabajara con ellos de forma exclusiva. Poco a poco he ido participando en más obras, e incluso fui solista en Alemania con una orquesta muy consolidada, la cual fue una experiencia inolvidable, que me estimuló mucho.
Siento que voy por buen camino, aunque no todos los papeles que he tenido son principales, me han ayudado a impulsar mi carrera. Mi gratitud es grande para todos los que creyeron en mi desde que estaba en Honduras, mis amigos y familia que se me emocionaban al escucharme cantar el Ave María. Recordar su apoyo me hace pequeño el corazón.
Aunque hay momentos en los que extraño mi vida antes de ser un artista, fijo mi mirada en lo que quiero lograr a futuro. Esos proyectos que puedo realizar en favor de la juventud hondureña, me motivan a seguir adelante.