Pasé de estudiante universitaria a maquilladora, influencer y empresaria. He aquí cómo.
Aún recuerdo la joven de 20 años que era. Despreocupada y sencilla. Nunca me había maquillado. No fui de esas niñas que experimentan con las sombras y el lipstick de su madre. Fue una tarea de la universidad que me hizo entrar a YouTube y tuve la sensación de descubrir algo nuevo al ver por primera vez un tutorial de maquillaje.
- 2 años ago
enero 11, 2023
From someone who never used makeup to a well-known businesswoman, Kriz Reales launched her own cosmetics line | Photo Courtesy of Kriz Reales
SAN PEDRO SULA, Honduras- Tengo una mente llena de sueños, metas e ideas nuevas. Amo todo lo que hago, pero lo que más disfruto es diseñar el empaque de los productos que he creado.
Pienso en los colores y las formas. Esa primera impresión que tendrán mis clientes es muy importante para mi.
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Mi nombre se convirtió en mi marca, me siento plena y feliz. Pero no siempre fue así, superé muchos miedos y crecí.
Un encargo fortuito la llevó a convertirse en la primera influencer hondureña de cosmética
Aún recuerdo la joven de 20 años que era. Despreocupada y sencilla. Nunca me había maquillado. No fui de esas niñas que experimentan con las sombras y el lipstick de su madre. Fue una tarea de la universidad que me hizo entrar a YouTube y tuve la sensación de descubrir algo nuevo al ver por primera vez un tutorial de maquillaje.
Era un video popular, la persona en la pantalla se realizó un diseño con muchos colores en sus párpados. Quedé fascinada, en mi entorno solo había visto a mujeres que usaban un solo tono de sombras. Inmediatamente me dije: ¡Tengo que hacer eso! Se veía fácil. Al día siguiente tomé el poco dinero que como estudiante tenía y fui a una tienda a adquirir maquillaje económico.
Estaba ilusionada por ver el resultado. Intenté replicar aquel diseño una y otra vez. El primer intento me quedó horrible. Pero no desistí. Lejos de pensar que eso no era para mi. Lo intenté e intenté hasta sentirme satisfecha.
Mis noches después de hacer mis tareas universitarias se convertían en el espacio de creatividad. Me obsesioné con replicar otros diseños. Cada vez que compraba un nuevo cosmético, experimentaba una gran satisfacción. Llegó un momento en el que tenía muchísimo maquillaje.
Decidí crear mi página de Facebook y mi canal de YouTube. Creaba contenido contando mi experiencia con algunos productos y daba recomendaciones de donde encontrarlos. Era lo que veía que hacían otras personas en YouTube, pero todas eran de otros países. En Honduras nadie lo hacía todavía, así que supe que era algo que podía resultar bien para mi.
Visitar hasta 17 clientes al día como maquilladora
Mi familia, amigos y conocidos me apoyaban, y así se fue corriendo la voz de lo que yo hacía. Crecí poco a poco a medida que subía contenido. Empecé a maquillar a otras personas. Vendía productos que recomendaba y fui creando una comunidad que amaba el maquillaje igual que yo. Aunque al inicio todo fue una casualidad me enamoré del maquillaje y descubrí que era lo que quería hacer toda mi vida.
Mientras aún era universitaria, dividía mi tiempo. Era maquillista, hacía reseñas de productos que encontraba en las tiendas y empecé a traer del extranjero. Los probaba y al ver que eran de calidad los vendía. Maquillaba a varias personas al día, a veces hasta 17 clientes.
Recuerdo que, en un día de diciembre solo pude maquillar a cinco. Brindaba el servicio a domicilio y no tenía carro, me tocaba tomar un taxi. Llegaba al lugar, montaba mi kit, maquillaba, desmontaba mi kit y tomaba otro taxi. Lo mismo al llegar a otro lugar. Aquel día tenía tres bodas en tres lugares distintos. Me di cuenta que no era algo práctico ni sostenible. Terminaba increíblemente cansada, pero por las razones equivocadas. Y ahí fue cuando dije ¡necesito local!
Una cola esperando en mi primer local
Ahora que lo pienso, me doy cuenta en cómo uno piensa en pequeño. Yo aspiraba a rentar un apartamento, donde en un espacio de la sala pudiera colocar una vitrina, exhibir los productos que vendía y que llegaran mis clientas para maquillarlas. Pero eso no fue posible y todo tomó un rumbo distinto, y la verdad ha sido lo mejor que me ha pasado.
A veces no comprendemos por qué no salen nuestros planes, y nos quejamos. En mi caso, el dueño del apartamento que me gustó no me quiso rentar el lugar, aún y cuando mi papá sería mi aval. Me sentí frustrada y decepcionada, pero ahora le doy gracias a esa persona. Gracias, porque si no hubiese sido por su negativa, yo no habría buscado un local comercial.
Mi primera tienda, era de unos 39 metros cuadrados. Aunque estaba ubicado en una de las principales avenidas de la ciudad de San Pedro Sula, no era muy visible al público. Estaba como escondido. Sentía que así estaba segura. Tenía muchos miedos todavía.
En ese primer espacio físico, crecí. Cada vez ganaba más clientes. En fechas especiales creaba promociones que eran todo un éxito. En una ocasión muchas personas llegaron a comprar, eran tantas que no cabían dentro del local.
La alegría de crecer, paso a paso
Tenía una mezcla de sentimientos. Me sentía feliz y satisfecha de ver cómo elegían ir a mi tienda a hacer sus compras, pero a la vez, lloré, tenía impotencia de no poder darles todas las comodidades que merecían. En Honduras siempre se habla que no hay apoyo para los pequeños emprendedores, pero yo no he vivido eso. Siempre he sentido que en mi país he recibido mucho apoyo.
En la tienda ni siquiera había suficiente estacionamiento y aún así ellos llegaban. Así que pronto nos mudamos a un segundo local y con el tiempo a un tercero, en el cual estamos ahora. Más amplio, más moderno y con suficiente espacio para estacionar los vehículos. Siento que todo ha sido un proceso perfecto. La vida es como un libro que va dándose por capítulos, y no podemos llegar al número 50 sin haber pasado el 49, 48 y así. Y yo se que si no hubiese tenido ese primer local pequeño, no habría logrado llegar al que tenemos ahora.
Lanzamiento de una línea de cosméticos con pestañas
Estudié licenciatura en química industrial, sin imaginar que me serviría para crear nuevos productos relacionados con el maquillaje. Al unir mis dos pasiones he podido darle forma a mis ideas. En el 2019, lancé mi línea de pestañas. Un sueño más hecho realidad. Fue el primer producto de mi marca Krizrealesbeauty. Tardamos dos años en concretar el lanzamiento al mercado.Tiempo de mucho trabajo y dedicación.
Decidimos crear estas pestañas porque era uno de los artículos más vendidos en la tienda. Y ya que había maquillado a muchas clientas conocía muy bien las preferencias hacia este tipo de producto. Son varios estilos, cada uno está pensado para satisfacer los gustos más exigentes.
A pesar de que pocos meses después del lanzamiento llegó la pandemia del covid 19, las pestañas fueron todo un éxito, recibimos muchos pedidos. Contrario a lo que nosotros creímos, las clientas al estar encerradas querían maquillarse y ponerse pestañas. Las ayudamos a verse y sentirse bien durante el confinamiento y eso me hizo sentir satisfecha.
Al darme cuenta que estaríamos encerrados en casa sin poder abrir la tienda pensé ¿Cómo haremos? Teníamos mucho dinero invertido en el nuevo proyecto, pero ese fue nuestro diferencial de muchos otros comercios. Siento que fue esa ayuda que el Señor nos mandó para poder salir a flote, porque teníamos equipo de trabajo, salarios, y renta que seguir pagando y tener producto de nuestra marca fue algo que nos ayudó muchísimo.
Celebrar la vida y la clave de la creatividad
Después fueron surgiendo más ideas. Cada vez que maquillaba a alguien la esponja de aplicar la base, que generalmente es negra o rosada, quedaba muy manchada. Pensé: ¡Aquí hay una oportunidad! Quería crear una que pudiera camuflar esa suciedad. Empezamos a ensayar colores, basándonos en los tonos de piel y encontramos que una morenita, la versión trigueña, era como de los más universales, y la que más camuflaba esta suciedad. Además concordaba con mi color de piel.
Trabajamos la textura, el tamaño, el nombre y el empaque. Hay muchas personas a las que les pido su opinión con respecto a cada nuevo reto que me trazo, y fueron ellos los que me ayudaron a pensar en darle cara a la esponja, le creamos una personalidad y ha sido muy bien aceptada por nuestras clientas.
Pero el producto que me ha creado mucha ilusión, es mi más reciente lanzamiento. Acabo de llegar a mis treinta y no encontré una mejor manera de celebrarlo que lanzando mi propia paleta de maquillaje. Tiene 30 colores. Cada uno representa un año de vida. Con ella celebro la vida.
Creo que la clave para mantener mi creatividad es que, cuando me siento frustrada porque las ideas no fluyen como espero, me tomo un descanso. Coloreo, veo una película y espero un tiempo para despejar mi cabeza. Es así cómo he logrado junto a mi equipo lanzar siete productos. Mientras seguimos trabajando en otros más que vienen en camino.
Estoy viviendo una etapa muy linda de mi vida, No solo por el hecho de haber cumplido muchas de mis metas profesionales, sino también porque tengo a mi lado una familia maravillosa. Recientemente me convertí en mamá y mi hijo se ha convertido en la fuente de mi inspiración. Mi esposo, ha sido una pieza clave para mi empoderamiento, él me ha ayudado a fortalecer el negocio y se encarga de todo lo administrativo, así que yo tengo más tiempo para crear.
Soy una mujer de fe y doy gracias a Dios por todo lo que hemos logrado. Pero siento dentro de mi que hay muchas cosas que están por venir. Aún tengo muchas ideas que materializar y mucho más que dar a mi país.
