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Nuevo método educativo salva a un adolescente de la deserción escolar

Estaba por dejar todo y me encontré con el Proyecto de la materia que dicta Mariela Guadagnoli. Se trata de un espacio de Tecnología en donde terminamos realizando Adoquines Ecológicos.

  • 4 años ago
  • enero 26, 2021
4 min read
Mariela Guadagnoliel trabaja con estudiantes en un proyecto de Adoquines Ecológicos. Mariela Guadagnoliel trabaja con estudiantes en un proyecto de Adoquines Ecológicos.
nuevo método educativo
Protagonista
Ignacio Racigh es un estudiante argentino de 17 años que participó del revolucionario método de aprendizaje de Mariela Guadagnoliel.
Contexto
Mariela Guadagnoli nació y se crió en Gálvez, provincia de Santa Fe, Argentina.
Ella es una arquitecta y profesora de tecnología de 49 años.
Fue nominada para el Global Teacher Prize por su proyecto de Adoquines Ecológicos.
Su método de enseñanza se basa en el aprendizaje por proyectos con un plan de estudios en cinco áreas: ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas. El proyecto intenta abordar la deserción escolar y fomentar el aprendizaje práctico.
Hoy, su metodología es conocida en todo el mundo.

GÁLVEZ, Argentina — El colegio me costó mucho.

El paso de la primaria a la secundaria fue muy complejo.

Justo cuando estaba a punto de abandonar la escuela, el revolucionario método de aprendizaje de Mariela Guadagnoliel me salvó de vagar por las calles.

Negligencia educativa

Mi nombre es Ignacio Racigh. Tengo 17 años y vivo en Gálvez, un pueblo de la provincia de Santa Fe, Argentina.

De chico pasaba por la puerta de la escuela donde estudio ahora. Siempre me había imaginado como estudiante del coelgio Técnico Industrial Hipólito Irigoyen. Me gustaba mucho la mecánica y pensaba que ese era el lugar indicado.

Cuando arranqué el colegio me costó mucho.

El paso de la primaria a la secundaria fue muy complejo, tanto que en segundo año repetí.

El planteo del colegio y de la mayoría de los docentes era muy estricto. En cuanto a la modalidad de enseñanza, todo era muy rígido.

Me resultaba difícil, me aburría, me costaba mucho, no entendía, no quería participar. Me daba vergüenza dar mi opinión y la mayoría de los docentes comenzaron a ponerme rótulos y a dar por sentado que yo no iba a poder con algunas cosas.

En ese momento pensé que me había equivocado, que había elegido mal.

No prestaba atención, no lograba entender lo que me decían, se generaba mucha tensión en clase y me empezó a ir mal. Dejaba las materias, las acumulaba y nos las rendía. El colegio era doble jornada eran muchas horas, me sentía encerrado.

Entonces mi vida cambió.

Pintarme con colores

La profesora Mariela Guadagnoli se acercó a mí y me ofreció la posibilidad de participar en su iniciativa de aprendizaje basada en proyectos que anima a los estudiantes a participar de experiencias educativas junto a los docentes.

Es una metodología de aprendizaje que pone a los alumnos en un papel activo para fomentar la motivación académica.

Ser parte de ese proyecto cambió mi vida. Es un espacio donde se debaten ideas. Me sentía parte de ello. Allí se fomentaba un diálogo abierto.

Ese fue el momento bisagra realmente; después de repetir me encontré con una nueva manera de aprender que me incluía.

Me empezó a gustar ir al colegio. Con Guadagnoli aprendemos investigando, compartiendo, desarmando y recomponiendo.

Dejé de pensar que tenía que estudiar solo para aprobar. Ya no iba por la nota. Hay chicos como yo que aprenden mejor trabajando, desde lo práctico a lo teórico y no al revés.

Guadagnoli nos enseñó a comprender que podemos cometer errores.

Juntos, docentes y alumnos, estamos en constante aprendizaje.

Mariela Guadagnoliel y sus alumnos trabajan para arreglar el pavimento de la escuela.
Mariela Guadagnoliel y sus alumnos trabajan para arreglar el pavimento de la escuela.

Contribuyendo a nuestra escuela

El proyecto de los Adoquines Ecológicos surgió a partir de un problema que se originó en la puerta de la escuela. Durante los días de lluvia, la calle del colegio se inundaba y las bicicletas no podían entrar.

Fue entonces que se nos ocurrió hacer adoquines.

A Mariela le pareció muy buena la idea, porque era más sencillo para transportar que las losas y así arrancamos. Utilizando material reciclado, empezamos a crear bloques de pavimento sustentables.

Gracias al proyecto, aprendimos a hacer pruebas de presión, temperatura y a medir en kilo Newton; y éramos simples pibes de segundo año, muy chicos. Estábamos fascinados. Nos sentíamos enormes.

Es una locura pensar que antes de este proyecto iba a dejar la escuela.

Esperanza para el futuro

Ahora, nuestro sueño es hacer realidad nuestra fábrica de adoquines ecológicos para diferentes usos y necesidades.

A través del proyecto Concursol del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET), logramos implementar una propiedad en nuestros adoquines que absorbe los contaminantes del aire.

El proyecto trajo reconocimiento a la iniciativa de aprendizaje de Guadagnoli.

Mi deseo es que el proyecto crezca más, porque a mí me salvó, no quiero pensarlo como algo del pasado, lo veo como presente.

Antes, temía ir a la escuela. Hoy quiero estudiar algo que esté relacionado con la construcción. Aunque sé que será un viaje difícil, estoy emocionado.

Gracias a Guadagnoli, ahora tengo un camino a seguir.

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