Serene Haven les da a las madres adolescentes de Kenia una esperanza para el futuro.
NYERI, Kenia – En mi complejo ubicado en una colina debajo de las laderas cubiertas de nubes del monte Kenia, escucho los sonidos de los arrullos de los bebés y las risitas de las adolescentes de Serene Haven Secondary.
Mientras disfruto de las vistas del gran monte Kenia, lentamente mi mente vuelve a los días en que era joven e ingenua. Me hundo en pensamientos profundos de cómo era mi vida a los 17 como madre adolescente de un bebé.
El embarazo me robó mi infancia. Ahora, lucho para que las madres adolescentes no pierdan la suya.
Cuando cursaba el cuatro años de la escuela secundaria, mi madre notó que estaba embarazada. Yo no lo noté, tenía pocos conocimientos sobre el embarazo.
Estaba embarazada de seis meses y no tenía idea de que llevaba a otro vida dentro de mí.
Después de la secundaria, mi estómago creció y se hizo más difícil aceptar mi destino y la decepción de mi familia. Afortunadamente, mi madre intervino para ayudarme en ese camino.
El padre de mi hijo, mientras tanto, tenía 25 años y estaba desempleado. Elegimos llevar vidas separadas.
A pesar de los desafíos que enfrenté en casa, no estaba preparada para la estigmatización de la sociedad. La gente no quería tener nada que ver conmigo. Fui evitada en público y vista como un fracaso. Mi vida, mi infancia, mi futuro, me fueron despojados.
Pasaron los meses y di a luz a un niño. Con el apoyo de mi familia, trabajé duro, me inscribí en la universidad y busqué una vida mejor no solo para mí y para mi hijo, sino también para mujeres como yo.
Con los desafíos que enfrenté como madre adolescente, mi objetivo siempre ha sido brindar un lugar seguro para las jóvenes y para sus hijos pequeños.
Por eso comencé el hogar de rescate de Serene Haven: sé lo que se siente al necesitar atención cuando eres una adolescente embarazada.
Es un momento de la vida en el que es fácil perder la cabeza gracias a la estigmatización de la sociedad. Como si la oscuridad rodeara tu vida y te despojara de la esperanza.
Serene Haven es un hogar que cobija a 26 niñas que quedaron embarazadas o dieron a luz durante el encierro de COVID-19.
Aquí, las niñas residen en una casa separada dentro del recinto escolar. El personal experimentado y las matronas apoyan a las madres y sus hijos mientras ellas continúan sus estudios.
Algunas fueron profanadas por familiares, otras violadas en las calles o forzadas a prostituirse. Estas niñas, a pesar de su corta edad, llevan cargas que pesan mucho sobre sus hombros.
Cada mujer en el complejo tiene una historia diferente. Pero me ven como su madre y comparten sus vidas conmigo.
Con sus antecedentes, a menudo desgarradores, debo ser sensible durante su proceso de curación. Todos somos humanos y se necesita tiempo para superar un trauma.
Es por eso que todas las niñas aquí reciben asesoramiento de terapeutas y son supervisadas por enfermeras. En el momento del parto, las madres reciben atención médica continua y sus bebés, la de los pediatras.
Este refugio no sólo es para cuidarlas a ellas y a sus hijos, sino un lugar donde también pueden continuar su educación.
Como cualquier en otra escuela, las niñas asisten a clases impartidas por profesores experimentados.
Su día comienza a las 5 a.m. cuando preparan a sus bebés y se los entregan a los cuidadores que los atenderán mientras ellas estén en clase. Las clases se imparten de 7 a.m. a 4:30 p.m. con múltiples descansos a lo largo del día para alimentar a los niños. Después de la escuela, las niñas descansan antes del úlitmo tramo junto a sus hijos previo a finalizar el día.
Las madres adolescentes son admitidas en Serene Haven mediante cartas de compromiso de la corte. Los oficiales ayudan a identificar a niñas embarazadas indigentes que no tienen a dónde ir.
Después de la admisión, les doy una semana para que se instalen, se aclimaten a su nuevo hogar e inicien con el proceso de apoyo psico-social.
Además de un nuevo entorno, se enfrentan a la desafiante transformación de ser una adolescente a ser una madre.
Pero, al escuchar mi historia, creen en un futuro mejor y trabajan para lograr una vida exitosa.
Mientras viva, trabajaré duro para asegurarme de que las madres adolescentes reciban educación y cuidados. Soy un vivo ejemplo de éxito a pesar de tener un hijo a una edad temprana.
Debemos trabajar juntos para que las jóvenes embarazadas no se queden atrás en la educación o alejadas de la sociedad.
Ellas merecen una segunda oportunidad en la vida.