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Lesión al activismo: ‘Chica del bondi’ lucha por el básquet en Argentina

Una lesión menor y los eventos que siguieron fueron una tragedia para la carrera de Paula Reggiardo.

  • 4 años ago
  • enero 13, 2021
6 min read
Paula Reggiardo representando a la Selección Argentina de Básquet. Paula Reggiardo representando a la Selección Argentina de Básquet.
Paula Alejandra Reggiardo
protagonista
Paula Alejandra Reggiardo es una exjugadora de básquet argentina y parte de La Colectiva Básquet, el primer grupo que lucha por la igualdad y representación del deporte en Argentina.
contexto
La selección argentina de básquet femenino está formada por jugadoras nativas y nacionalizadas que representan a la Confederación Argentina de Básquet en las distintas competencias organizadas por FIBA ​​Américas y la propia FIBA, además de las organizadas por el COI a nivel regional.
El equipo cuenta con dos Campeonatos Sudamericanos de Baloncesto Femenino obtenidos en 1948 y 2018, además de ser subcampeón 16 veces.
Argentina obtuvo dos medallas de plata y dos de bronce en las competencias FIBA ​​Américas. Ambos subcampeones les valieron la clasificación para el Campeonato del Mundo. Sin embargo, Argentina nunca ha llegado a las semifinales de los Juegos Panamericanos.

BUENOS AIRES, Argentina — Tengo 36 años y toda una vida dentro del básquet.

Jugué al básquet desde los 7 años y, desde el comienzo, me enamoré.

Pero una lesión menor justo antes de un torneo Panamericano casi acaba con mi carrera. Mi lesión no fue el problema, fue la falta de representación y de respeto por las jugadoras de baloncesto en Argentina.

Años después de regresar a Argentina y ganar fama por una foto viral mía titulada «La chica del bondi», comenzó mi deseo de abogar por el deporte y las atletas femeninas.

Formo parte de La Colectiva Básquet, el primer grupo que lucha por la igualdad y la representación en el baloncesto.

Es tiempo de un cambio.

Número seis

Mi primer nombre se debe a que, durante mi gestación, las Abuelas de Plaza de Mayo reconocieron a la nieta número 23: Paula Logares y mi mamá Graciela no dudó ni un minuto en elegir mi nombre.

Me inicié en el club Obras Sanitarias, donde tuve de entrenadora a Andrea Gale. Ella era una jugadora destacada de Argentina que usaba la camiseta número 6.

Desde ese momento se convirtió en mi ídola y comencé a usar el mismo número.

Selección nacional y Europa

Durante mi vida estudié, me recibí de profesora de educación física, trabajé de entrenadora durante muchos años y, además, siempre me dediqué al básquet como una deportista de alto rendimiento.

Mi primer contacto con la Selección Nacional Argentina fue perteneciendo al Club Atlético Platense, en el año 99’, donde fui campeona Sudamericana U16 en Perú.

Luego me fui a Vélez Sarsfield, donde disfruté de muchos torneos de gran exigencia y tuve la oportunidad de pulir mi juego. Mi deseo de progresar, de obtener recursos para incorporar en mi forma de jugar, de mejorar mi nivel en la Selección Nacional, y de vivir del básquet me llevó a migrar a Europa.

En la temporada 2010/2011 me incorporé a Space Tanit de Ibiza, en la Liga Femenina 2 antes de ir a Santa Rosa de Lima Horta, en la Copa Catalana de Barcelona.

El último equipo europeo en el que jugué fue el Ensino Porta Once de Lugo, en Galicia, que también pertenece a la Liga Femenina 2.

En 2015 volví a Argentina luego de tomar la decisión de continuar en el básquet local.

Una lesión dudosa

Mi regreso fue muy bueno.

Ese año, con la Selección Argentina, estaba lista para jugar el torneo Panamericano en Toronto.

El día antes de partir para la gira previa al torneo en Puerto Rico, tenía dolor en el psoas derecho, un músculo en la espalda baja que se extiende hasta la región pélvica. Para mí era algo que no era de mayor importancia.

Le comenté al médico y tanto él como el kinesiólogo consideraron mejor que descansara y recuperara esa pequeña contractura.

El plantel estaba listo. Éramos 12 jugadoras que estábamos listas.

De todos modos, el cuerpo técnico me pidió que me quedara después del entrenamiento. Mi corazon se hundio. No entendía qué pasaba.

Noticias confusas

Me dijeron que estaba desafectada del equipo, que no podía viajar en esas condiciones y que me daban de baja.

De todos modos, querían que me quede concentrando porque no sabían si los tiempos daban para poder sacar pasaje para otra jugadora y que me reemplace.

Yo no logré entender lo que sucedía.

La lesión no era grave como para dejarme fuera del torneo, pero insistían en que ya no era parte del plantel y que, por la tarde, recibiría el comunicado para saber si debía abandonar la concentración.

Esa tarde todo fue desazón y lágrimas. El dolor era indescriptible. La angustia se apoderó de todos mis pensamientos y emociones. Ni mis compañeras ni yo entendíamos lo que estaba sucediendo.

Fue la experiencia más dolorosa que viví después de la muerte de mi madre en 2008.

Pasamos la sesión de fotos que se hace habitualmente y el director técnico me dijo “Reggiardo, con lo de hoy al mediodía hacé como que no pasó nada”.

Comprendí que no habían podido reemplazarme, pero que jamás pensaron en el equipo. Lo tomé como una despedida.

La incoherencia de las decisiones del cuerpo técnico abarcó todo el torneo. Jugué pocos minutos en los primeros partidos. En el último encuentro fui titular.

Al terminar el torneo pude despedirme de mis compañeras. Entre lágrimas y angustia,escucharon de mi propia voz lo que había padecido.

La chica del bondi

Al llegar a Argentina, tomé un colectivo para llegar a mi casa.

Vestida con el atuendo de la Selección Argentina y con un bolso que decía «Toronto 2015», un hombre me preguntó si regresaba de la competencia. Le expliqué que había representado en básquet al país.

Otro, que se encontraba al fondo del transporte, me sacó una foto y escribió un relato antes de subirla a Facebook. Desde ese momento fui “La chica del bondi”, como él lo tituló.

Fue entonces cuando estalló mi historia.

Los días siguientes fueron de una locura total. Fui convocada de radios, programas de televisión y notas para medios gráficos.

Me costó entender la situación.

Algo que yo hacía naturalmente todos los días de mi vida se convirtió en una revolución para el resto de la sociedad. Pero provocó una revolución.

Había quienes no comprendían que podía representar a la Selección Nacional y viajar en colectivo, que no necesariamente tendría un auto por eso. Esa foto fue un catalizador para mi.

La Colectiva Básquet

Los sentimientos encontrados estuvieron desde el momento que volví de los JJ.PP.

Comprendí que con eso podía ayudar al básquet a estar en un mejor lugar. Quería ayudar a las personas que, como yo, lo dieron todo por el deporte.

Hoy, más de 5 años después, soy parte de La Colectiva Básquet: el primer colectivo que lucha por la equidad y pluralidad en el básquet.

Busco que las mujeres seamos reconocidas en todos los ámbitos de nuestras vidas, también en el deporte. Para que, las que vengan, no sufran las vivencias que sufrí yo, que sufrieron otras.

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