Durante el recorrido, me encontré con paisajes que me cautivaron. El lago de Atitlán, en Guatemala, presentaba un espejo de agua custodiado por tres volcanes. Atravesé el trampolín de la muerte en Colombia, un precipicio de 80 kilómetros en el que sólo cabe un coche.
CHICAGO, Chicago, Estados Unidos – Estoy viajando por el mundo en un Torino 380 del año 69´, es un auto que compré en el año 2006 que durante 3 años se estuvo restaurando, actualmente estoy en Chicago en Bloomingdale, pero en el 2016 inicié mi viaje, de Buenos Aires hasta Córdoba, de Córdoba a Ushuaia y a partir de un sueño comencé a recorrer distintos países como Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua hasta México, Estados Unidos, Canadá y Alaska.
Durante la Pandemia el auto lo dejé en Canadá y yo volví a Argentina y en noviembre del año 2021 volví a reencontrarme con él y como no quería otro invierno en el norte, fui para Miami y cuando terminó el invierno regresé y ahora en breve estoy yendo para el sur hacia México.
Todo comienza cuando yo tenía 8 años soy nacido en la provincia de Tucumán en Argentina y mi tío Carlos manejaba su Torino, un día viajando con él, acelera y fue cuando siento toda la fuerza del auto en mi cuerpo y pensé: Cuando sea grande quiero uno de estos.
Pasó el tiempo, tenía 10 años y sentado mirando las carreras de autos por televisión junto a mi papá en mi casa de Munro, un pequeño departamento de la provincia de Buenos Aires le pregunto: ¿Qué camino agarran los autos del rally para llegar hasta Córdoba? Me responde: Por la Panamericana. ¿Y hasta dónde llega la Panamericana? Hasta Alaska.
Me quedó grabado y como siempre me gustaron las rutas y los mapas, en mi cabeza se empezó a formar la idea de que un día llegaría a Alaska en mi Torino.
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Me dediqué a estudiar y luego a trabajar mientras que la idea estaba latente en mi hasta que en el 2006 me compré el auto, lo restauramos, con la idea del viaje, pensaba si quiero hacer un viaje largo el vehículo tiene que estar en condiciones.
Siempre tuve ganas de viajar yo tenía una moto chica donde en 7 viajes recorrí toda la Argentina, y un día me aparecieron las ganas de continuar mi aventura, de ya no tener más un tope de tiempo y ese deseo de seguir viajando que tenía desde que soy chico, entonces en el 2014 tomé una decisión puse una fecha, eso era todo, y aunque era bastante larga en el tiempo decidí viajar a Alaska en noviembre de 2016.
En ese tiempo fui haciendo pequeñas cosas: Preparando el auto, pensando básicamente qué era lo que iba a poder necesitar, las mejores rutas que podía tomar, que cosas que pensaba que iba a usar y lo que me terminé de dar cuenta viajando es que cuantas menos cosas llevas es mejor ya que terminé regalando casi todo por el camino. El 24 de noviembre de 2016, se cumplían 50 años del lanzamiento del Modelo 380. El aniversario era la oportunidad que había esperado para salir a la ruta escoltado por una caravana de Torinos.
Me separé de mi novia, renuncié a mi trabajo, junté el dinero de mi liquidación y salí solo con 3 mil dólares desde mi casa en Los Polvorines, provincia de Buenos Aires con rumbo a Córdoba, donde se preparaba uno de los eventos de automovilismo. Fueron distintos autos de todo el país, así empecé mi viaje.
Tomé la ruta 40 y cientos de arterias más para recorrer el país de punta a punta; cuando taché de la lista Misiones, Corrientes y Entre Ríos como los últimos destinos domésticos, comencé mi recorrido por Latinoamérica con la mira puesta en Alaska.
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Los lugares que veía en los mapas quería visitarlos en la realidad. Chile, Paraguay, la costa uruguaya y brasileña hasta Río de Janeiro, de ahí a Bolivia, Perú y Ecuador para continuar hacia el norte: montaña, selva, el canal de Panamá, el trópico de Centroamérica.
En ese recorrido, quedé fascinado por el Lago Atitlán de Guatemala, donde el espejo de agua es custodiado por tres volcanes. Luego cruzar el trampolín de la muerte en Colombia, unos 80 kilómetros de precipicio donde solo cabe un auto en la ruta. En El Salvador me sentí como un rockstar cuando la gente me saludaba por la calle y me pedían entrevistas en diarios y televisión.
El itinerario se fue armando a medida que encontré un hospedaje con amigos, un destino interesante o alguna celebridad que quisiera conocer. En la ciudad mexicana de Culiacán estacionó frente al Estadio de Dorados para conocer a su ídolo, Diego Maradona. “Diego estaba saliendo del estadio y el asistente le dice en voz alta: ‘Diego, vino un Torino desde Argentina’. Sigue caminando a su camioneta y cuando está abriendo la puerta mira hacia afuera y lo ve. Cerró la puerta de la camioneta y encaró caminando hacia el portón. Verlo caminar hacia mí, temblaba de emoción, lloraba.
En mi web: El Mundo en Torino y redes sociales, fui registrando las peripecias de ruta. Siempre supe que tenía que documentar el viaje de alguna manera. Lo hacía para que la gente conozca de mi viaje y luego conoces gente que te invita a su casa, te invita a comer o un taller mecánico. Es un viaje que se basa en la confianza.
Para financiar mi travesía, me valgo de donaciones, paro en casas de familia y vendo merchandising. El 70% del tiempo me hospeda la gente y me da comida, eso es una gran ayuda. Muchas personas, de cualquier parte del mundo, me dan donaciones para la nafta porque se sienten identificados con lo que estoy haciendo.
Durante el viaje pude cumplir varias de las cosas que quería hacer con mi vida: una de ellas era hacer remeras, las diseñamos con una amiga y con esos diseños hacemos remeras y gorras. Así voy subsistiendo día a día.
Luego de dos años, 9 meses y 18 países visitados desembarqué en Alaska para registrar paisajes glaciares y maravillarme con la transición de sus colores en otoño. Ese fue el final del recorrido, pero no mi último destino. Montreal era mi próxima parada antes de llegar a la Costa Oeste buscando un poco de sol, pero la pandemia interrumpió mis planes. Me volví a la Argentina, dejé el auto en Toronto en la casa de una familia que se ofreció a guardarlo y cuando empezaron a abrir las fronteras, volví a Canadá. En noviembre de 2021 retomé mis andanzas y comenzó a planificar mi hoja de ruta: desde México hacia Europa con mi Torino. Aprendí a viajar liviano. Por cada paso guardo recuerdos. Mi lema hoy es seguir este viaje.
Montreal era mi próxima parada antes de llegar a la Costa Oeste buscando un poco de sol, pero la pandemia interrumpió mis planes.
Me volví a la Argentina, dejé el auto en Toronto en la casa de una familia que se ofreció a guardarlo y cuando empezaron a abrir las fronteras, volví a Canadá. En noviembre de 2021 retomé mis andanzas y comencé a planificar mi hoja de ruta: desde México hacia Europa con mi Torino. Aprendí a viajar liviano. Por cada paso guardo recuerdos. Mi lema hoy es seguir este viaje.