El servicio de inmigración de Irán confiscó mi pasaporte después de apartarme justo cuando regresaba de un entrenamiento junto con mi equipo.
IRÁN – Mi esposo me impidió viajar al exterior del país haciendo valer la ley de pasaportes de Irán.
El servicio de inmigración y la policía confiscaron mi pasaporte y otros documentos de viaje cruciales en el aeropuerto justo cuando regresaba al país desde España, donde había estado entrenando.
Resistir hubiera sido inútil y un crimen. Me sometí a los requisitos a pesar del shock. Yo venía de volar a Italia con mi equipo para competir en el Campeonato Mundial de Esquí Alpino de la FIS en Cortina d’Ampezzo.
El equipo me contuvo durante mis largos días de llanto luego del incidente.
He tomado medidas legales para solicitar el divorcio. Hasta que no esté finalizado, no podré viajar al exterior.
Los esfuerzos de las principales funcionarias de la fraternidad deportiva para presentar una petición al Ministerio de Deportes para revisar el asunto no han dado frutos.
He estado entrenando a mi equipo de forma remota para enviarles energía positiva. Me rompe el corazón cuando me informan de sus predicamentos que solo yo podría manejar como su entrenadora. Temo que mi ausencia pueda afectar significativamente su desempeño.
Escenarios similares al mío se han desarrollado antes. Según la ley iraní, las mujeres necesitan el consentimiento de sus maridos para viajar fuera del país e incluso tener un pasaporte. Es una ley que todas las mujeres iraníes conocen porque somos un estado islámico y hemos intentado cambiarla.
La ley permanece en vigencia mientras sigo casada.
Lo que más lamento es haberme casarme por amor. Eso me hizo ignorar los acuerdos prenupciales relevantes que revocaban mis derechos y en los que le permitía controlar a mi esposo ciertos aspectos de mi vida.
A pesar de la ley, las parejas pueden acordar retirarlos antes de casarse.
Estas restricciones me han obligado a dimitir de mi puesto como entrenadora en jefe de la selección nacional de esquí alpino femenino de Irán. Si el Ministerio de Deportes no toma medidas para protegerme de tales violaciones, nunca volveré a trabajar en la industria del deporte.
Fui la primera entrenadora en jefe del equipo femenino iraní. Antes, el equipo masculino y el femenino solían entrenar juntos con un entrenador masculino.
Bajo mi tutela en los últimos cuatro años, logramos ganar varios concursos y mucha exposición. Aún así, este mismo éxito me ha creado muchos enemigos en la comunidad de esquí iraní.
Por el momento, estoy esperando que pase la tormenta. El apoyo de mi madre es lo que me impulsa. Ella es un pilar muy fuerte para mí porque ha tenido que superar muchas barreras en su vida como deportista.
Mi voz está en silencio por ahora, pero siempre buscaré una alternativa para ascender a una posición más en la industria del deporte que me empodere para efectuar cambios en tales políticas.