Pasaron los días y los pedidos crecieron. Nuestro quincho se transformó en la planta de producción y armamos un equipo de trabajo para poder producir como una empresa. Incorporamos maquinaria, los chicos siguieron ayudando pero yo decidí formalizar esta actividad.
CONCORDIA, Argentina ꟷTodo surgía adentro de mi casa, algunas veces en la cocina y otras en el patio, bajo el sol, haciendo de un juego familiar con mis hijos una forma divertida de pasar el encierro y encima crear un proyecto desde el amor, la pasión y el encuentro con mis hijos. Ahí decidí titular los alfajores como “La Maga”, porque sentía que estábamos haciendo magia.
Todo empezó cuando mis hijos y yo decidimos hacer dulces durante la cuarentena. Mientras cocinábamos en la cocina, miré por la ventana. Con la pandemia en pleno apogeo, las calles estaban vacías y tranquilas. Mientras disfrutábamos de la cocina de nuestra nueva casa, mi hija pequeña se equivocó con la cantidad de ingredientes.
No podíamos acercarnos a nuestros afectos porque la circulación estaba limitada casi en su totalidad en todo el país. Pusimos un cartel en la puerta informando a vecinos y vecinas que los vendíamos y para nosotros fue una sorpresa muy grande la respuesta de la gente. Comenzaron a comprar, felicitarnos y pedirnos que volvamos a hacer.
Recién nos habíamos mudado luego de un momento complejo y en nuestra nueva casa la cocina está comunicada con todos los espacios. La cocina es el punto común de la familia, es grande, cómoda y es un espacio con mucho calor familiar. El lugar donde vivimos es increíble y realmente un paraíso con muchos árboles, tierra y sus aromas naturales que hacen que cuando cae la noche se vea preciosa.
Todo surgía adentro de mi casa, algunas veces en la cocina y otras en el patio, bajo el sol, haciendo de un juego familiar con mis hijos una forma divertida de pasar el encierro y encima crear un proyecto desde el amor, la pasión y el encuentro con mis hijos. Ahí decidí titular los alfajores como “La Maga”, porque sentía que estábamos haciendo magia.
Pasaron los días y los pedidos crecieron. Nuestro quincho se transformó en la planta de producción y armamos un equipo de trabajo para poder producir como una empresa. Incorporamos maquinaria, los chicos siguieron ayudando pero yo decidí formalizar esta actividad. Encontré una nueva faceta de mí misma y pude salir de las clásicas horas laborales y darles empleo a otras personas.
Nos presentamos al concurso mundial de producción de alfajores debido al éxito y nuestro alfajor “Triple Black” ganó el premio de sub campeón del mundial.
Fue uno de los momentos más felices de mi vida, saltábamos junto con mis hijos de felicidad, les agradecí y realmente ellos fueron los protagonistas de toda esta aventura, esto sucede gracias a ellos.
Soy una persona muy sentimental, apasionada y me gusta ser prolija. Al conocer a colegas en el concurso mundial de alfajores me sentí plena, fui feliz y me he desbordado en llantos de emoción, he tenido momentos de reflexión increíbles y siento que estoy cosechando lo que he sembrado. Me siento millonaria, rica, fuerte. Creo que todo llega y en este momento lo comparto con mis hijos.
En mi ciudad, Concordia, me nombraron persona destacada en el Concejo Deliberante, pero el premio que más felicidad me dio fue ver la cara de mi hijo en la distinción. El me observaba entre la gente con orgullo y emoción y eso para mí fue mi mejor premio.