A medida que las cosas empeoran año tras año, me siento agotada. Suplicamos que se nos escuche, que las autoridades ejerzan más control sobre la industria pesquera. La frustración vive dentro de mí cada día mientras nos sentimos desatendidos y abandonados, enfrentándonos solos a este interminable problema.
CHUBUT, Argentina ꟷ Los residuos plásticos ensucian la costa de la provincia de Chubut, en la Patagonia. Cuando los barcos pesqueros parten de la costa, suelen arrojar residuos al mar. Las corrientes arrastran envases, redes y otros desperdicios hasta las playas de la península de Valdés.
Los dueños de los campos que tienen bajada al mar limpian sus playas, pero la cantidad sigue porque de mes a mes tenemos la misma cantidad, es decir, la solución no está en la recolección sino en el hecho que lo antecede, que no caigan al agua.
Los residentes como yo hacemos de estas playas de la Península Valdés nuestro hogar. Vemos el hermoso paisaje ensuciado y maltratado. Nos causa un gran dolor. Se me parte el alma al ver todo como lo dejan, esa falta de cuidado se traduce en una angustia que me presiona el pecho.
Mi bisabuelo Félix Olazabal fue uno de los primeros pobladores de Chubut. Soy de la cuarta generación. La mayoría de las familias de aquí comparten una historia centenaria con este lugar. Mi abuela y sus hermanos crecieron en la península, así que representa mis raíces.
Esto parece no importarles a las empresas pesqueras que además de saquear los recursos como el langostino, contaminan el mar y las costas arrojando residuos plásticos como cajones, redes, guantes y todo lo que se pueda.
Las playas están repletas de cajones, baldes y restos de redes de pesca de los cientos de barcos que recorren el Océano Atlántico en busca del preciado langostino o calamar. Allí se ve a los animales deambular entre gran cantidad de deshechos que son arrojados al mar. Mis tierras dan al mar y allí muchas veces se encuentra con animales en malas condiciones.
Como comunidad compartimos no sólo un sentimiento de pertenencia, sino un profundo deseo de proteger y respetar nuestra tierra. Nos esforzamos mucho por mantenerla. Lamentablemente, vemos que llegan personas a adquirir tierras que ignoran el problema. Tal vez no compartan la misma conexión que nosotros.
A diferencia de otras zonas rurales, para muchos es una empresa productiva dígase ganadera y turística, en mi caso no solo es un proyecto, es parte de mi historia y de mis hijas, es un legado que espero sigan ellas. Los propietarios llevan aproximadamente 100 años en el área, lamentablemente este espacio es como muchos otros en Argentina, sufre de una ausencia estatal, y creo se mantiene por el gran amor a la tierra que tienen los dueños.
La península de Valdés, en el mar argentino, no es una costa cualquiera. En 1999 se convirtió en Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, un espacio natural protegido. Cuenta con la mayor población reproductora de ballenas francas australes y numerosas reservas naturales. Sin embargo, la basura sigue acumulándose.
Este problema existe hace como 30 años. Lo bueno es que ahora se visibiliza. Quizás también porque es mucho más grave que antes Es muy triste ver a los animales entre plásticos. Allí se encuentran cajones de plástico de la industria pesquera, baldes, pedazos de cajas, guantes, cabos, partes de redes, palets de madera para descarga y bolsas.
El problema no es nuevo y para mitigarlo el gobierno de Chubut obligó a las empresas a rotular los cajones para saber el origen y habilitar la vía sancionatoria. Eso no dio resultado porque las empresas dicen que le pierden la trazabilidad al cajón y no se pueden hacer cargo. Tampoco sirvió la aplicación de multas, teniendo en cuenta que se pagaron sin mayor dificultad, pero eso no morigeró la situación.
El problema más grave con los plásticos es que se convierten en fragmentos más pequeños y los animales los confunden con alimentos. Todos esos cajones y baldes de los barcos que llegan a la playa, se van convirtiendo en micro plásticos con el paso del tiempo e invaden los organismos de los animales.
Dos industrias principales para los residentes en Chubut son la ganadería y el turismo. El turismo nos ayuda ahora a concienciar. A medida que los turistas y la gente de las regiones cercanas acuden a la península, la fealdad de la contaminación ya no puede ocultarse.
Una de las principales causas de muerte de ballena es que se enganchan en redes y sogas de pesca. Por ejemplo, la ballena Franca del Atlántico Norte, de la cual quedan menos de 400 individuos, se encuentra en peligro crítico de extinción como consecuencia de las muertes por enmallamientos y colisiones con embarcaciones. Los elefantes marinos se muestran inmutable frente a la invasión del plástico en su hábitat natural, se arrastran e incluso se suben sobre los canastos de plástico sin darse cuenta.
A medida que las cosas empeoran año tras año, me siento agotada. Suplicamos que se nos escuche, que las autoridades ejerzan más control sobre la industria pesquera. La frustración vive dentro de mí cada día mientras nos sentimos desatendidos y abandonados, enfrentándonos solos a este interminable problema.
Sin embargo, seguimos luchando. Presido una asociación de propietarios y, juntos, los habitantes de la península de Valdés nunca nos rendiremos.