Empezamos a excavar y salieron otros huesos, algunos muy buenos. De hecho, los huesos del brazo, que son las partes anatómicas más interesantes de este dinosaurio, aparecieron en los primeros días. Muy temprano nos dimos cuenta de que era algo muy importante.
NEUQUEN, Patagonia Argentina- Descubrí, junto a mis compañeros de trabajo, una nueva especie de dinosaurio carnívoro. Fue uno de los momentos más importantes de mi carrera, y tuvo repercusión a nivel mundial. Lo llamamos, por sugerencia mía, Meraxes Gigantis, por uno de los dragones de la saga Canción de hielo y fuego, que inspiró Game of Thrones.
Habíamos llegado a Cañadón de Las Campanas, junto a colegas de la Fundación Félix de Azara, de Buenos Aires, y del Museo The Field, de Chicago. Queda a unos veinte kilómetros de El Chocón, donde vivo. Pasamos la noche en una pequeña casa abandonada, donde vivía un peón del campo.
A la mañana siguiente caminamos cinco kilómetros hasta un cerro pequeño, que tiene una pequeña planicie de cincuenta metros por veinte. Hicimos la primera salida de prospección. Nos separamos en grupos. Con el doctor Pablo Gallina nos metimos en un pequeño cañadón y vimos algunos huesos de dinosaurios herbívoros de cuello largo.
Poco más allá, apareció el cuerpo de una vértebra de gran tamaño partida por la mitad. Pudimos reconocerla como perteneciente a un gran dinosaurio carnívoro. Era un carcarodontosáurido, sin dudas. Buscamos de dónde había venido esa vértebra y encontramos los primeros huesos de lo que terminó siendo Meraxes.
Empezamos a excavar y salieron otros huesos, algunos muy buenos. De hecho, los huesos del brazo, que son las partes anatómicas más interesantes de este dinosaurio, aparecieron en los primeros días. Muy temprano nos dimos cuenta de que era algo muy importante.
El momento del hallazgo en el campo es increíble, es lo mejor de este trabajo. Hay una descarga grande de adrenalina. Además, no es sólo un momento: aparece algo, empezás a excavar, te das cuenta de que está bueno, que hay más material, se saca, se trae al laboratorio para prepararlo y limpiarlo. Ahí aparecen más cosas. Uno no sabe efectivamente todo lo que se sacó, a veces nos damos cuenta recién en el laboratorio, cuando los técnicos hacen la preparación de los fósiles.
Hay una tensión, que ya estamos acostumbrados a manejar, entre la ansiedad de querer tener los restos rápido y no apurarse para poder sacaros limpios. No se puede sacar todo muy rápido, ni siquiera en una misma campaña. Llegamos a sacar casi dos metros de roca para descubrir algunos huesos de Meraxes.
En la primera campaña que hicimos no teníamos herramientas pesadas. Fuimos con martillos, cinceles y pinceles. En la segunda excavación, el año siguiente, llevamos martillos neumáticos, generadores, cortadores de roca. Herramientas más pesadas para poder avanzar un poco más velozmente y que no sea tan pesado el trabajo.
A primera vista supimos que era algo interesante: un dinosaurio carnívoro de gran tamaño. En esa misma formación, en otros lugares de la provincia de Neuquén, habían aparecido dinosaurios de este grupo. Entonces, teníamos que terminar de verificar si lo que habíamos encontrado era un nuevo ejemplar de esa especie ya conocida o si era una especie diferente. Para eso tenemos que tener todos los materiales preparados y poder comparar hueso por hueso entre ambas especies. Eso vino cuando ya tuvimos prácticamente todos los materiales limpios, preparados y en el laboratorio.
Yo empecé a sospechar que era una nueva especie y se los comenté a mis colegas en la segunda excavación. Los huesos de la pelvis, que están muy bien preservados, son diferentes a los que se conocen del Mapusaurus, otro dinosaurio similar hallado en esa zona. Esa fue la primera señal. Fue otro motivo de celebración porque, si bien es interesante encontrar un nuevo ejemplar de una especie ya conocida, poder darle nombre a una especie nueva es algo mucho más grande.
Los paleontólogos somos nenes a los que nunca se les fueron las ganas, ni el gusto, ni la pasión por los dinos. Nos quedamos ahí. A mí me sigue encantando, asombrando el tema. Me apasiona. La posibilidad de trabajar de esto, salir a buscar y encontrar estos bichos, estudiarlos, presentarlos y darles nombres, es una satisfacción enorme.
Soy de La Plata, nací y crecí ahí. Les pedía a mis viejos siempre que me llevaran al museo de la ciudad, que es alucinante. Todo lo que había en ese lugar me asombraba. No sabía muy bien si lo que me gustaba más eran los dinosaurios o la arqueología, porque me interesaba cualquiera de las cosas que había en el museo. Cuando se estrenó Jurassic Park, en 1993, yo tenía catorce años. Ahí me terminé de decidir.
En El Chocón, donde vivo y trabajo hoy, ese mismo año Rubén Carolini encontró los restos del Giganotosaurus, un dinosaurio que fue protagonista de la última película de la saga, Jurassic World Dominion. Él era empleado de una central hidroeléctrica, y les avisó del hallazgo a los paleontólogos Leonardo Salgado y Rodolfo Coria.
El lugar donde trabajo es producto de ese hallazgo y de la intención de la localidad de tener un lugar para poder proteger los restos y que se muestren en el sitio.
A mi hijo más chico le encantan los dinosaurios, está obsesionado, aunque no es algo que yo haya fomentado mucho. Obviamente, le hablo y le hemos regalado cosas de dinosaurios a él y a mi hija. Pero él está enloquecido, está todo el tiempo hablando de eso.
Me veo reflejado en él, aunque en mi época no teníamos un acceso tan rápido a la información. Hoy podés ver un video en el teléfono, en la computadora, pero antes tenía que pedirle a mi vieja que me comprara un libro sobre el tema o ir a una biblioteca. Es increíble la fascinación que producen los dinosaurios en los niños. Imagino que es porque se parecen a monstruos, son gigantes y, además, tienen el plus de que realmente existieron.
Todavía nos queda muchísimo por hacer con Meraxes. Lo que publicamos es un trabajo general, con algunos enfoques en temas evolutivos, describiendo la especie nueva. La publicación tuvo mucha repercusión. Siempre una nueva especie de un dinosaurio carnívoro gigante llama la atención. No sólo eso, sino que el material está muy bueno, está muy completo. Hicimos algunas interpretaciones acerca de la evolución que tiene que ver con el tamaño corporal y con el tamaño de los brazos, que eran bastante cortitos en el caso de Meraxes.
Planteamos que existe una convergencia en cuánto se reducen los brazos en estos dinosaurios carnívoros como los carcarodontosáuridos, donde está Meraxes, y los tiranosáuridos. Incluso en otros grupos, también. Ese tema llamó mucho la atención e hizo que el trabajo tuviera más repercusión. Tuvimos muchas consultas de colegas de varios lugares del mundo, llegó a todos lados.
Todavía queda describir cada uno de los sectores en detalle. Las descripciones anatómicas de cada uno de los materiales, reconstrucción de musculatura, análisis de cortes histológicos de los huesos