Explotación de los vulnerables, incluso en la muerte: las fotos de Om Fahd desnuda sientan un peligroso precedente

El asesinato de Om Fahd, influencer iraquí en las redes sociales, a las puertas de su casa en Bagdad, conmocionó a la nación y provocó una oleada de condena en todo el mundo. Su vibrante presencia en las redes sociales y sus risas resonantes en TikTok fueron silenciadas por las crueles manos de la violencia. Om Fahd fue asesinada a tiros frente a su casa el 26 de abril de 2024. Le arrebataron la vida en un momento de brutalidad sin sentido.

Trágicamente, la persecución de Om Fahd continuó incluso después de su muerte. Alguien filtró sus fotos desnuda de la morgue, llevando el caso por un camino mucho más oscuro. Un acto tan despreciable no sólo agrava la tragedia, sino que atenta contra la dignidad y los derechos de los fallecidos. Publicar esas imágenes se convierte en una forma de profanación.

[Om Fahd tenía casi 84.000 seguidores en TikTok y algunos de sus vídeos cosecharon millones de visitas].

¿Cuál fue el delito de Om Fahd?

El pasado mes de abril, Om Fahd, de 30 años, cuyo verdadero nombre era Ghufran Mahdi Sawadi, murió tiroteada dentro de su coche cerca de su casa, en el centro de Bagdad. El asesino desconocido le disparó desde el asiento de una motocicleta. La de Om es la historia de una madre que dejó hijos pequeños. Unos salvajes profanaron su tumba bailando sobre ella y burlándose.

El camino de Om Fahd estuvo marcado por las dificultades, pero ¿cuál fue su delito? Om se limitaba a expresarse, bailando al ritmo de la música iraquí y vistiendo ropas que la hacían sentirse segura de sí misma. Por ello, sufrió persecución, encarcelamiento y, en última instancia, un trágico final a manos de un agresor desconocido.

En febrero de 2023, un tribunal iraquí condenó a Om Fahd a seis meses de prisión. Los cargos incluían «publicar varias películas y vídeos con declaraciones obscenas y prendas que atentan contra el pudor y la moral pública y exhibirlos al público a través de las redes sociales». No sabemos específicamente qué constituye una vestimenta modesta en el mundo árabe. Tampoco sabemos por qué las autoridades exigen un código de vestimenta sólo a las mujeres.

Las opiniones varían de una clase social y un grupo religioso a otro. El Ministerio del Interior iraquí anunció previamente la formación de un comité para vigilar los «contenidos obscenos e insultantes» en las redes sociales. Dicen que algunos de estos contenidos «ofenden el gusto del público y violan la moral y las tradiciones» de la sociedad iraquí, mayoritariamente conservadora.

El gobierno creó una plataforma para que los internautas denunciaran este tipo de publicaciones. Como consecuencia, activistas de las redes sociales han sido condenados a prisión u obligados a disculparse por los contenidos que publicaban en línea, que a veces no eran más que vídeos humorísticos o satíricos.

Om Fahd ha sido sólo el último de una serie de asesinatos de personalidades influyentes en las redes sociales en Irak. La lista incluye muchos nombres, como Tara Fares, Rafif Al-Yasiri, Rasha Al-Hassan, Noor BM y Fayrouz Azad.

La publicación de fotos del cadáver desnudo de Om Fahd sienta un peligroso precedente

Para Om Fahd y su familia, la explotación de su imagen tiene amplias implicaciones sociales. Sienta un peligroso precedente que amenaza los derechos y la dignidad de todas las personas. En particular, amenaza a los marginados y vulnerables. Al aprobar este comportamiento, corremos el riesgo de normalizar una cultura de explotación y voyeurismo. En esta cultura, la privacidad ya no importa, y hacemos caso omiso del consentimiento.

Filtrar fotos de Om Fahd desnuda tras su asesinato no sólo viola su intimidad. Viola su propia esencia, causando a su alma heridas inconmensurables. También crea un profundo dolor que se suma a la ya insoportable carga que soportan su familia y sus seres queridos.

Sorprendentemente, las cosas fueron aún más lejos. La gente iba a su tumba después del entierro para bailar sobre ella y burlarse. Esta mujer no tenía forma de defenderse. Mientras la opinión pública llora la pérdida de Om Fahd, nosotros nos solidarizamos con ella, su familia y sus seres queridos. Debemos reafirmar nuestro compromiso de defender los derechos y la dignidad de todas las personas, tanto en la vida como en la muerte.

Condenemos este deplorable acto en los términos más enérgicos posibles y esforcémonos por crear una sociedad en la que este tipo de violaciones no sólo se denuncien, sino que se prevengan mediante sólidas medidas de salvaguarda y rendición de cuentas. También debemos condenar en los términos más enérgicos la explotación y degradación de su memoria. Toda persona, independientemente de sus elecciones o creencias, merece dignidad y respeto en la vida y en la muerte.

Om Fahd sirve de canto de sirena para la búsqueda incesante de la libertad frente a la opresión

La historia de Om Fahd se convierte en una aleccionadora llamada de atención. Pone de relieve los arraigados problemas de opresión sistémica que afectan a algunas sociedades conservadoras. Su caso es un poderoso recordatorio de la urgente necesidad de afrontar y abordar de frente estos problemas fundamentales, en lugar de permitir que persistan sin control.

Esta preocupante situación subraya la importancia de la vigilancia, la defensa y el compromiso constante para lograr cambios significativos y garantizar la justicia para todos. La historia de Om subraya la necesidad de una mayor responsabilidad y supervisión, especialmente en las instituciones a las que se confía el manejo de información sensible.

La publicación no autorizada de sus fotos de la morgue plantea serias dudas sobre la integridad del sistema sanitario y las medidas establecidas para proteger la intimidad de los fallecidos. Si los profesionales o miembros del personal médico participaron en la difusión de estas imágenes, deberán afrontar graves consecuencias. Violaron la confianza y las normas éticas que se esperan de su profesión.

Es imperativo que las autoridades les exijan responsabilidades por sus actos y tomen medidas para evitar que se produzcan incidentes similares. Puede que la historia de Om Fahd acabara en tragedia, pero su legado sirve de símbolo de resistencia, valor y búsqueda incesante de la libertad. Que descanse en paz y que su alma baile eternamente entre las estrellas.