El 14 de septiembre me llegó un mensaje privado por Instagram. Me escribieron desde la Asociación del Fútbol Argentino para que presentara un presupuesto por las parrillas para que llevaran al mundial.
BUENOS AIRES, Argentina ꟷ La Selección Argentina de Fútbol llevó a Qatar más de 2600 kilos de carne, que fueron cocinados en las parrillas que yo fabriqué. Si hace unos años, cuando comencé, por casualidad, con este emprendimiento, me preguntaban dónde me gustaría llegar, hubiera respondido lo que finalmente pasó: este mundial tan especial, en el que se sintió una energía distinta, con un grupo de jugadores que se convirtió en familia.
El 14 de septiembre me llegó un mensaje privado por Instagram. Me escribieron desde la Asociación del Fútbol Argentino para que presentara un presupuesto por las parrillas para que llevaran al mundial. Yo estaba comprando carne y le conté al carnicero lo que pasaba, pero no me creyó. Tuve que mostrarle el mensaje.
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“Boludo, van a estar comiendo en la Selección con tus parrillas en Qatar”, me repetía. No lo podíamos creer. Tuvimos que hacer un diseño de acuerdo a especificaciones muy precisas, y producir las parrillas en tiempo récord. Y lo conseguimos. No puedo relacionar el éxito deportivo al producto, como tampoco lo hubiera hecho si Argentina perdía. Pero sí siento que las parrillas, el momento del asado, colaboraron en la construcción del grupo que conformó la Selección
Me gusta construir cosas. Soy de los que hacen. Hay gente que llama a otro para que haga cosas, pero yo no. Yo hago. Hice muebles para mi casa, y un día se me ocurrió hacerme un asador. Fui haciéndolo despacio, entre el tiempo que me dejaban el trabajo, mi familia y el rugby. Tardé ocho meses.
Nunca pensé en ningún tipo de negocio con esto, pero la gente comenzó a pedirme que siguiera fabricando. Por la insistencia, decidí hacer un asador muy grande para Mariano Moreno, el club donde en ese momento jugaba al rugby. Tenía un doble objetivo: regalarle algo al club y frenar los pedidos de que fabricara más asadores. Lo llevé un sábado a la mañana. Me fui a jugar en Primera, la categoría más alta del club, y al terminar el partido pasé por el vestuario para bañarme y cambiarme. El vestuario está en un primer piso y, cuando salí, vi desde arriba que muchísimas personas rodeaban al asador y le sacaban fotos. Fue una imagen muy fuerte para mí, me di cuenta de que algo que hice le gustó a la gente.
El día siguiente, tenía cincuenta mensajes encargándome asadores. Yo les explicaba que no me dedicaba a eso, que mi trabajo era otro, pero al quinto día de preguntas me decidí a investigar qué probabilidades había de iniciar un emprendimiento. Y me animé. Así nació Fuegos JL.
La materia prima, al comienzo, eran ruedas de carros viejos de campo. Comencé a recorrer lugares, a conocer chatarreros, y compré cuarenta. Lancé la cuenta de Instagram del proyecto y en la primera semana vendí veinte asadores. Supe que no iba a poder cubrir la demanda con esas ruedas, así que tuve que empezar a fabricarlas.
Todo se viralizó muy rápido. Los primeros cincuenta mil seguidores los tuve en tres meses. Me llamaron de Locos x el asado, que es un canal de YouTube muy conocido, también me invitaron a la televisión, y en cada aparición se multiplicaban los seguidores. Nicolás Laprovitola, un jugador de la Selección Argentina de Básquet, que jugó en la NBA, vino un día a comer un asado a casa y publicó en su cuenta de Instagram el asador. Fue otro salto en reconocimiento. Con el tiempo, cada vez más deportistas reconocidos comenzaron a comprar asadores para sus casas, incluyendo a algunos jugadores que fueron campeones del mundo en Qatar: Nicolás Tagliafico y Rodrigo De Paul.
Siempre trabajé en una ferretería industrial que es de mi familia, donde vendemos máquinas de jardinería. Nunca me disgustó, pero ahora con este emprendimiento experimenté algo completamente distinto. Es una linda sensación hacer algo que a la gente le guste tanto. Es un placer para mí y un placer para quien me compra. Nosotros decimos que no vendemos felicidad, pero que esto es lo más parecido. A la gente le vendemos algo que le genera placer, felicidad, la oportunidad de compartir un momento. Cuando tenemos que juntarnos a generar contenido para las redes, lo que hacemos es cocinar un asado. Es muy placentero.
El 20 de julio de 2021 festejaba el Día del amigo en un bar de Bariloche. En un momento me llega una videollamada por whatsapp. Era Alejo, el socio que me había propuesto expandirnos en Texas, Estados Unidos. Pero cuando atendí, en la pantalla apareció la cara de Manu Ginobili, mi ídolo máximo. Nosotros le vendimos un asador, pero yo no pude viajar para entregárselo, y él quiso llamarme para agradecer.
Ese momento y el del llamado de la AFA para que mis parrillas viajen al mundial fueron los más intensos de estos años. No me imaginaba que pudieran pasarme estas cosas. Somos una marca que sólo tiene cuatro años de historia, y nos están pasando cosas que a otras no les suceden nunca. Creo que todo esto se dio, en parte, a que Fuegos JL no nació como un negocio, sino que era un hobby. Hay una energía distinta, muy positiva. Todo el tiempo nos están pasando cosas lindas, y creo que es por el placer con el que lo hacemos.
A la gente le gusta tener el producto porque no compra solamente el asador para cocinar. Quiere ser parte de esto, de la energía que tiene el proyecto. No encuentro otra explicación.