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Un salvadoreño inmovilizado por la violencia de las bandas aparece en PBS por su arte

En mi casa de El Salvador, una pandilla nos atacó a mí y a mis amigos. Ese día mataron a tres de mis mejores amigos. En el tiroteo, una bala hirió mis piernas, dejándome en silla de ruedas.

  • 2 años ago
  • julio 30, 2022
5 min read
Melvin Gomez
PROTAGONISTA
Melvin Gómez fue víctima de un reprobable acto de violencia en 2009, cometido por pandillas. Tres de sus mejores amigos murieron y él fue el único superviviente. Sin embargo, recibió un balazo en la columna vertebral que le provocó una paraplejia en la médula espinal. Perdió la movilidad de sus piernas.
Gómez se ha interesado por la pintura y la escultura desde que era un niño. Después de que su vida cambiara por el acto violento, el arte fue el único medio que le ayudó a superar la lucha.
En 2017, obtuvo una beca para estudiar el bachillerato internacional en Noruega y posteriormente, una licenciatura en Estados Unidos en el Ringling College of Art and Design, en Sarasota Florida.
Ha tenido muchas complicaciones económicas y de movilidad, pero buscó superarlo y enfrentó las barreras que la vida le puso. Actualmente comparte sus conocimientos con los niños de su ciudad a través de talleres sin ánimo de lucro mientras espera un trabajo en Canadá.
CONTEXTO
El Salvador es un país que tiene muchos retos que superar. Entre ellos, mejorar la seguridad, ya que las pandillas siguen dominando algunos sectores. Además, hay que mejorar el acceso a la educación, ya que no hay un acceso equitativo, junto con problemas como el bajo rendimiento académico y la deserción escolar, entre otros.
Durante muchos años, el país ha sido asediado por las pandillas y se ha caracterizado por la violencia. Entre 2004 y 2018, los ciudadanos sufrieron una ola de muertes similar a la de la guerra civil, con 70.948 personas asesinadas.
Según las estadísticas policiales, los jóvenes de entre 18 y 26 años son el sector más atacado por estos grupos criminales. Sin embargo, El Salvador salió de la lista de los países más peligrosos del mundo y la tasa de asesinatos bajó drásticamente -de 52 a 18 homicidios por cada 100 mil habitantes-, según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP) de México.

SARASOTA, Florida – Un brutal acto de violencia de pandillas en 2009 me dejó inmóvil y en silla de ruedas. Recurrí al arte. De repente, me di cuenta de lo frágil que es la vida, y el arte me sirvió de terapia y forma de expresión.

Empecé a estudiar arte en Noruega y luego, en 2021, obtuve una beca para estudiar una licenciatura en Estados Unidos en la Universidad Ringling College of Art and Desing, Sarasota Florida. Este año, gané un reportaje en PBS.

Un joven supera la violencia y la pobreza para perseguir sus sueños

He vivido muchos momentos difíciles en mi vida, pero ser víctima de la violencia cambió las cosas drásticamente. En mi casa, en El Salvador, una pandilla nos atacó a mí y a mis amigos.

Ese día mataron a tres de mis mejores amigos. En el tiroteo, una bala me impactó en las piernas, dejándome en silla de ruedas. Aunque tuve dificultades después del tiroteo, el incidente me brindó nuevas oportunidades para aprender y conocerme mejor.

Siempre había sentido curiosidad por el arte. De niño, mi madre siempre me llevaba a la iglesia. Admiraba el altar y las esculturas. Sentía una inmensa curiosidad por comprender esa forma de expresión, que además me provocaba sentimientos que no entendía.

Más tarde, conocí a mi vecino, que era artista. Me gustaba verle pintar y asistía a sus exposiciones. Me dieron ganas de aprender. Me dijo que podía enseñarme y acepté su oferta. Un domingo, mientras él descansaba, me llevé una libreta y fue así que empecé a dibujar.

El deseo de mejorar me motivó a continuar. Al crecer en El Salvador, experimentamos limitaciones económicas, pero mi madre nos empujó a estudiar. Ella sirvió de pilar y aprendí que las limitaciones económicas de una persona no determinan quién eres ni a dónde puedes llegar.

Me decidí. En 2014, me fui a Noruega durante tres años para un programa de estudios de secundaria en el extranjero, gracias a la organización United World Colleges.

El arte se vuelve profundamente personal, va más allá de la violencia

Después del tiroteo, nunca me rendí, buscando constantemente la manera de seguir adelante. Aproveché el hecho de ser un salvadoreño orgullosa.

En 2015, participé en los Juegos de Invierno en Noruega. Representé a El Salvador y gané una medalla de plata en Cross Country en 21 km. Incluso pinté un mural para la Reina de Noruega.

Hoy, muchos de mis cuadros tienen un significado personal. La creación de obras de arte como mi autorretrato o «Inocente», en la que un niño dispara a un caballo, me han impactado profundamente.

Cuando completé una serie sobre ángeles, éstos simbolizaban la libertad y el cuestionamiento del más allá. Mi arte representa una recopilación de experiencias que he visto, me han ocurrido o están inspiradas en personas que perdieron la vida a una edad temprana debido a la violencia.

No pretendo rendir homenaje a la violencia, sino ir más allá, y comprender que forma parte de nuestra realidad.

Cambiar la vida de las personas con el arte, animándolas a soñar

Hoy, la pintura da sentido a mi vida cotidiana. De hecho, me sirve como forma de vida. Me hace sentir completo. Puedo expresar mis emociones a través del arte. Como artista, también siento la responsabilidad de controlar mi tiempo, mis emociones, mi forma de pensar y de interpretar mi mundo. Intento ser sincero cuando pinto la tragedia que me ha ocurrido o la tristeza que veo a mi alrededor.

El impacto de la violencia de las pandillas me obligó a madurar a una edad muy temprana y a ver la vida de forma realista. Me hizo comprender que todo es efímero y frágil. Empecé a sentir amor, compasión y un sentido de humanidad por los demás.

Ahora, busco reproducir mi pasión y compartirla. A lo largo del camino, he conocido a personas que me han tendido la mano, para ayudarme u ofrecerme un consejo sincero. Mi arte me permite compartir lo que recibo. Quiero marcar la diferencia en un país como El Salvador, por eso vuelvo a casa con regularidad.

Si es posible, me gustaría que mi gente tuviera la misma oportunidad que yo tuve. Quiero que todos se atrevan a soñar. Se pueden conseguir grandes cosas con el arte, incluso cambiar la vida de la gente.

Todas las fotos son de Cecilia Fuentes

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