Quería otra vida; quería vivir. A la edad legal de 18 años, decidí ser madre y elegir qué haría con mi propio cuerpo. La gente trató de imponerme sus normas y actitudes. Tomar la decisión de ser madre motivó mi acercamiento al feminismo.
LA PAZ, Bolivia ꟷ Junto con mi cofundadora, creé el Colectivo FemiDiskas [un movimiento de mujeres con discapacidad que defienden los derechos sexuales y reproductivos y luchan contra la violencia contra las personas sanas de la sociedad patriarcal de Bolivia].
Nací con una discapacidad visual, enfrenté muchos estigmas y obstáculos mientras crecía. Transgredí cada uno de ellos para convertirme en la mujer, profesional y madre que soy hoy. Me considero funcionalmente diversa y hoy me reconozco en otras mujeres con discapacidad.
Cuando era niña, no sabía cómo mi discapacidad limitaría mi vida, pero sabía que era diferente. La gente me trataba diferente por mis ojos. Me impusieron sus deseos y me compararon con otros niños. Me sentía rechazada cuando los compañeros no me llamaban o cuando la gente preguntaba: “¿Quién la va a cuidar?”.
Durante mis años educativos, tuve que crear estrategias para adaptarme a las escuelas no inclusivas. Experimenté la discriminación de las instituciones educativas en forma de centrismo ocular [el privilegio de la vista sobre otros sentidos].
Con la ayuda de compañeros y profesores particulares, realicé mis estudios en casa. En la niñez y la adolescencia, no tuve opciones. Tuve que confiar en los demás y aceptar las condiciones que me impusieron.
La discriminación que sufrí porque no puedo ver continúa hoy y crea barreras de actitud en mi entorno.
Quería otra vida; quería vivir. A la edad legal de 18 años, decidí algún día ser madre y elegir qué haría con mi propio cuerpo. La gente trató de imponerme sus normas y actitudes. Después les decían a mis hijos: “Tienes que cuidar y hacer las cosas por ti mamá”.
Tomar la decisión de ser madre me impulsó a acercarme al feminismo. Concebir a mi primer hijo me obligó a enfrentar las expectativas de mi propia madre. Vivir con ella dificultó la crianza de mi hijo. Ella me descuidó para cuidar de él.
En ese momento, mi hermana se convirtió en una militante feminista activa. Ella hizo un comentario que me impactó profundamente. Ella dijo: “Espero que no críes [a tu hijo] macho”, y me presentó el término “despatriarcalización” [despojarse de los atributos de una sociedad dirigida por hombres].
Esas palabras de mi hermana me encontraron por primera vez y me acompañarían en mi lucha por mis derechos y los derechos de mis compañeros.
Empecé a descubrir y revelar patrones y actitudes sexistas que se entrelazaban con los estigmas sociales de mi discapacidad. Fue entonces cuando me di cuenta, quería luchar por todo lo que me hacía ser quien era. Soy madre, psicóloga, mujer y persona con discapacidad.
La pandemia de COVID-19 me dio tiempo para descubrirme y entrar en el mundo del feminismo. Empecé a conectar y reconocer a más mujeres con dificultades similares. Cada uno tenía diferentes funcionalidades y todos experimentamos la opresión de un sistema machista.
Colectivos feministas se unían en ese momento para exigir la despenalización del aborto. Presentaron un manifiesto a nuestro grupo que nos hizo cuestionar cómo nos sentimos. Como mujeres con discapacidad, todas queríamos vivir, tener libertad sexual, ser madres y decidir por nuestro cuerpo. No queríamos vernos obligadas a abortar a nuestros hijos o tomar decisiones basadas en el estigma social y el capacitismo.
Me quedé embarazada y comencé a cuestionarme sobre el embarazo y el aborto; comprender el derecho a decidir por mi propio cuerpo. Mujeres de todas las edades, etnias, condiciones y situaciones se pueden resumir en nuestra lucha por reclamar nuestros derechos. Nace el Colectivo FemiDiskas.
El colectivo ofrece un medio de autogestión frente a la prohibición de los derechos sexuales, reproductivos y laborales de las mujeres. Conformadas por mujeres con discapacidad y aliadas, nos acompañamos, nos reconocemos y nos organizamos para diseñar estrategias para ayudar a todas las mujeres con discapacidad.
FemiDiskas es un nuevo colectivo en camino a la autogestión, y nace precisamente de nuestra búsqueda de nuestros derechos sexuales, reproductivos, laborales y de interdicción. Conformado por mujeres con discapacidad y aliadas, es también un grupo de acompañamiento y reconocimiento entre nosotras, a través de esta unión nos organizamos para idear estrategias para ayudar a otras mujeres con discapacidad.