Nuestro invernadero es un sistema cerrado, no sujeto a los caprichos del clima. Además de ser una maravilla tecnológica, permite que los futuros astronautas se beneficien de sistemas similares en sus misiones espaciales. Nuestro éxito en la Antártida no solo nos llena de orgullo, sino que también representa un hito importante en el desarrollo de tecnologías que podrían algún día ayudar a mantener la vida en otros planetas.
ANTÁRTIDA, Argentina — Formo parte de un equipo enviado a la Antártida para llevar a cabo una tarea increíble: cultivar frutas y verduras frescas en el frío implacable del continente. La logística involucrada en lograr este desafío parecía desalentadora al principio. Con mucho trabajo y determinación, logramos hacer lo imposible.
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Cuando entrás en el contenedor de carga de 20 pies, ves verduras frescas creciendo en el sistema hidropónico instalado. El aroma de la tierra fresca y las plantas en crecimiento llena tus fosas nasales. El sistema cerrado garantiza que no entren plagas, eliminando la necesidad de pesticidas o insecticidas dañinos. Los únicos sonidos son el suave zumbido de los ventiladores y el ocasional goteo de agua. La energía eléctrica fluye a través del sistema de aislamiento de tres capas y calefacción, manteniendo a raya las bajas temperaturas y las condiciones heladas del exterior. Las verduras abundan, abasteciendo a toda la tripulación de la base Marambio en la Antártida. Lo que sobra, lo guardamos en almacenamiento.
Necesitábamos abastecer de alimentos a la tripulación que vive y trabaja en varias bases en la Antártida. Solíamos depender en gran medida de alimentos enlatados y conservas para mantenernos durante los largos y fríos meses. Ahora, cultivamos vibrantes verduras llenas de sabor para trabajar con ellas. Incluso capacitamos a parte del personal en el arte de la horticultura, brindándoles un sentido de logro y un impulso a su moral. Dentro del contenedor, creamos un ecosistema artificial, brindando a las plantas todo lo que necesitan para prosperar.
Les proporcionamos aire limpio, agua y luz. Las luces LED replican lo que las plantas necesitan para la fotosíntesis. Nuestra invernadero es un sistema cerrado, no está sujeto a los caprichos del clima. Además de ser una maravilla tecnológica, hace posible que los futuros astronautas se beneficien de sistemas similares en sus misiones en el espacio. Nuestro éxito en la Antártida no solo es motivo de orgullo para nosotros, sino que representa un hito importante en el desarrollo de tecnologías que algún día podrían ayudar a sostener la vida en otros planetas.
El trabajo en sí mismo resulta muy desafiante. Necesitábamos crear una atmósfera única con una composición específica para garantizar que nuestras plantas crezcan y se mantengan saludables. La tarea parecía extremadamente difícil, pero la abordamos con gran entusiasmo. Debido a que es un sistema cerrado, nuestra tecnología puede ser probada en cualquier lugar. Elegimos la Antártida porque sentimos que era una estación en la Luna o en Marte. La Antártida se mantuvo aislada en todos los aspectos, en un lugar donde nunca esperarías que esto funcione. Para aventurarnos afuera, necesitábamos trajes especiales y dependíamos en gran medida de la tecnología para sobrevivir. Las duras temperaturas y condiciones solo nos hicieron más determinados a tener éxito.
Lo que hemos creado tiene el potencial de impactar a todo el mundo. Nuestras tecnologías pueden ser utilizadas para producir alimentos en áreas del mundo donde de otra manera no sería posible. Siento un inmenso orgullo y alegría por el trabajo que hemos logrado. Cada mañana, mientras camino por la nieve y el hielo, mientras el frío llena mis fosas nasales, veo la belleza del paisaje. Me deja sin aliento. Las vastas colinas blancas, interrumpidas por gigantescos glaciares y icebergs, crean una atmósfera surrealista y mágica.
Por la noche, las estrellas brillan intensamente en el cielo despejado. Siento un sentido de asombro ante la inmensidad del universo. A medida que sigo trabajando en este proyecto, me siento bien sabiendo el impacto positivo que estamos dejando. Al utilizar tecnología innovadora para producir alimentos sustentables, ayudamos a crear un futuro mejor para nosotros mismos y para las generaciones venideras. Me siento privilegiado de ser parte de un proyecto tan innovador y revolucionario, y estamos emocionados por ver hacia dónde nos llevará en los próximos 10 años.