Me expreso a través del arte. Mis armas para enfrentar la desigualdad, la violencia y el desempleo son los aerosoles, las pinturas, los pinceles y los rodillos.
BARRANQUILLA, Colombia – Participo pacíficamente en manifestaciones en mi ciudad como estudiante y artista. A veces, pongo en peligro mi vida.
He estado involucrado en situaciones violentas, donde los disparos rozaron mi cabeza y más de un colega resultó herido.
Me expreso a través del arte. Mis armas para enfrentar la desigualdad, la violencia y el desempleo son los aerosoles, las pinturas, los pinceles y los rodillos.
Salgo a las marchas y, siempre que puedo, dejo mi huella artística en un muro de la ciudad pero no creo en la violencia ni en la agresión. Me expreso a través de mi arte y participo en protestas para ser escuchado.
Todos los que protestamos en Colombia nos unimos por la misma razón: construir un país mejor.
El 15 de mayo, estudiantes de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico y grupos culturales participantes del Carnaval de Barranquilla concentraron su energía en la Casa del Carnaval.
Marchamos hacia el Parque Sagrado Corazón en el norte de Barranquilla.
Entre nosotros, la comunidad LGBTQIA + y grupos feministas expresamos pacíficamente nuestro descontento con el gobierno del presidente Iván Duque.
La protesta se manifestó a través de danzas y ritmos folclóricos del Caribe colombiano.
Al día siguiente, decenas de personas se reunieron en la calle principal al norte de Barranquilla y pintaron las calles aledañas.
Música, amistad, colores, comida y esperanza se fusionaron en una unión donde tratábamos de explicarle al mundo la situación en Colombia.
Lamentablemente, los actos de violencia son habituales en estas movilizaciones en las distintas ciudades del país.
En las marchas, me he encontrado con infiltrados: personas que no pertenecen al grupo de manifestantes y que vienen a generar mala publicidad para la protesta.
He recibido amenazas de muerte e insultos de infiltrados, que intentan alentar disturbios para que el gobierno nos acuse.
Los he visto romper cosas y golpear a la gente cuando todos los demás protestaban pacíficamente.
Los llamamos infiltrados porque nadie dentro de los grupos organizados los conoce.
Cuando comienzan los disturbios, la policía reacciona y desaparecen, dejándonos indefensos.
No me asusta. Mi objetivo es mostrar al mundo que marchamos pacíficamente por un futuro mejor para nosotros y para las próximas generaciones.
Seguiré cubriendo la ciudad de arte en cada protesta para expresarme sin violencia ante los ataques que sufrimos.
Cabe destacar, el apoyo de la ciudadanía, es muy gratificante.
La gente es solidaria
En los días de protesta, el calor sofocante puede convertirse en un gran enemigo. Las temperaturas suben rápidamente y el asfalto levanta una ola de calor abrazadora en Barranquilla.
Los ciudadanos que no asisten a las marchas por el COVID-19, o por cualquier otro motivo, nos brindan comida y agua en cada uno de los días de protesta.
Expresamos nuestro pensamiento contra los abusos de las autoridades y las violaciones de derechos humanos en el país.
Miles de jóvenes alzan la voz por el desempleo, la falta de educación y la falta de oportunidades.
En mi caso, recuerdo cuando estudiaba en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico y teníamos que hacer cola donde sólo había 30 almuerzos disponibles (éramos un total de 300 alumnos).
It was painful. A veces no teníamos dinero suficiente para pagar un almuerzo y los treinta almuerzos gratuitos no eran suficientes. No podíamos acceder a una comida decente, y varias veces pasé el día con el estómago vacío.
Además de la falta de recursos para la educación superior, Colombia ha descuidado el estado de las poblaciones más necesitadas.
Por eso, pido soluciones para vivir con dignidad independientemente del espacio social en el que nos encontremos.
Además de recorrer las principales calles de Barranquilla, también participo en demostraciones artísticas.
Formo parte de estos espacios con mis amigos, diseñadores, fotógrafos, ilustradores y grafiteros. Realizamos actos conmemorativos y puestas en escena para expresarnos con pancartas, danza, música folclórica y grafitis.
Durante la actividad, que tiene una duración de varias horas, también se lleva a cabo la intervención de murales, ubicados en puntos estratégicos de la capital atlántica.
Mi lucha continúa, no sólo como ciudadano sino como artista urbano.
Desde mi cargo, alzo la voz para exigir al gobierno local más apoyo a los artistas, más espacios para la cultura y más inversión en los museos de la ciudad.