El 23 de mayo, un hombre me golpeó y nos insultó con dichos homofóbicos a mi esposa y a mí. La violencia escaló rápidamente y lo único que podía hacer era esperar la muerte.
ALEXANDRA, Sudáfrica – Si bien todas las mujeres de Sudáfrica enfrentan algún nivel de violencia de género, las lesbianas enfrentan una discriminación generalizada que a menudo resulta en violencia sexual u homofóbica.
Mi comunidad en Alexandra estigmatiza a los miembros de la comunidad LGBTQ +, lo que hace que las personas homosexuales sean las víctimas de crímenes que a menudo no se denuncian.
El 23 de mayo, un hombre me golpeó y me insultó con dichos homofóbicos a mí y a mi esposa. La violencia escaló rápidamente y lo único que podía esperar era la muerte.
Estaba en mi ciudad natal de Alexandra, a unos 18 km de Johannesburgo, para recoger a mi hija de la casa de mi madre. Junto con ella y mi esposa, nos dirigíamos hacia mi trabajo.
Varios caminos nos llevaban a nuestro destino. Sin embargo, tomamos una ruta que pasaba por un pub que a menudo tiene caos a sus calles.
El tráfico estaba cargado. De repente, un automóvil nos bloqueó en medio de la carretera. El conductor abandonó su vehículo y se dirigió al pub.
Mi esposa salió de nuestro auto y llamó a un grupo de hombres que estaban en la calle frente al pub. Ella les pidió que llamaran al propietario del automóvil para que moviera el auto.
Aparentemente, los hombres estaban evaluando su aspecto hasta que luego un hombre gritó: «¿Qué es ella? ¿Es un hombre o una mujer?».
De repente, este hombre cargó contra mi esposa, gritando palabras despectivas. Preocupada, le pedí a mi esposa que subiera al auto.
El hombre que estaba insultando a mi esposa se volvió hacia mí y luego me golpeó.
Apuntó a mi ojo, pero me moví rápido y su puño golpeó mi oreja.
El golpe fue fuerte y estaba confundida.
Mi hija, que ocupaba el asiento trasero de nuestro auto, saltó y le gritó al hombre: «¿Qué estás haciendo? ¿Por qué golpeas a mi mamá?»
Mi esposa se unió a mi hija en mi defensa y le preguntó al hombre por qué me había golpeado.
Las emociones se dispararon rápidamente.
A continuación, escuché una serie de fuertes golpes. El hombre sacó su arma y disparó cuatro tiros al aire.
En ese momento, vi a mi hija y esposa luchar por mí como nunca antes.
Una escena aterradora en cámara lenta estaba ocurriendo justo frente a mí. En el medio del caos, pensé en qué mundo vivirá mi hijo.
Mi respuesta de supervivenicia entró en acción.
Me moví hacia el hombre y le dije que me golpeara de nuevo. Lo miré directamente a los ojos y le pregunté por qué pensaba que tenía una razón para dispararme.
Entonces, de la nada, el propietario del automóvil llegó al lugar y nos preguntó qué estaba pasando.
Después de darse cuenta de lo que sucedió, se enojó mucho. Se volvió hacia el hombre que me golpeó y le dijo que moviera su auto. No tenía derecho a pegarme.
Rápidamente, la gente me estaba defendiendo. Un joven que me ayudó fue la voz de otros que pedían que pare la violencia.
El hombre que me golpeó, se escapó.
Una vez que las emociones se calmaron, el hombre movió su automóvil y la gente siguió con lo que estaba haciendo.
Vi a chicas jóvenes sentadas junto a la escena. Me volví hacia ellas y les pregunté si habían visto lo que sucedió. Dijeron que no, pero estoy segura de que sí lo hicieron.
Algunas personas hacen la vista gorda ante situaciones como la mía. Me sentí sola en una comunidad a la que llamo hogar.
Me costó mucho ir a trabajar al día siguiente.
Sentí que necesitaba quedarme en la cama y dormir. Los recuerdos de mi hija llorando, de mi esposa y de mi agredidas fueron demasiado dolorosos.
Este incidente fue el último ataque con dichos homofóbicos que sufrimos.
Hubo otro momento difícil en mi vida cuando, después de asistir a un evento, alguien apuñaló a mi novia y casi pierde un ojo.
Una cosa es que la gente tenga una opinión sobre mí y con quién elIjo pasar mi vida pero no quiero que mi homosexualidad sea la razón de un ataque físico.
Voy a denunciar a mis agresores y espero que la investigación haga justicia.