Un niño autista argentino lucha por la inclusión y alcanza los 100.000 seguidores
Mirar a los ojos no inspira confianza para mí y eso tiene un significado muy profundo, un día le dije a mi mamá: Si yo te miro a los ojos gasto mucha energía, no quiero hacerlo. Te escucho pero no puedo mirarte.
- 2 años ago
enero 12, 2023
Ian hopes to become influencer of the year one day | Photo Courtesy of Ian Moche's family
BUENOS AIRES, Argentina – Mi nombre es Ian, tengo 10 años, y desde mis redes sociales lucho por la inclusión. Mi activismo fue reconocido por el Consejo Deliberante de la Plata, que me declaró Joven Promesa. Soy un niño autista que habla de autismo, cuento mis experiencias por mis redes sociales y ya superé los 100.000 seguidores en mi cuenta de Instagram @IanMoche.
Lee más historias de y sobre autistas y personas con discapacidad de Orato World Media.
Logré, por ejemplo, que empresas como Disney me hayan llamado para que evalúen las obras musicales adaptadas y me contactaron desde México para invitarme a dar conferencias. Estudio cuatro idiomas, soy fanático del anime y me encantan las charlas TEDx. Mi mayor inspiración, mi referente, es la activista medioambiental sueca Greta Thunberg. Yo soy Ian, y estoy acá para contarles mi historia, quiero que el mundo sea realmente inclusivo.
Éramos los tres contra un mundo desconocido.
No dije ni una sola palabra hasta los 3 años. Una tarde, cuando mi mamá (Marlene Florencia Spesso) me fue a buscar a terapia, comencé a repetir los diálogos de las publicidades que veía en la televisión. me llevó a otro especialista que, tras revisarme, anotó en un papel: “Presenta signos del espectro autista”.
Mi madre se molestó, buscó otras opiniones y todas repetían el mismo diagnóstico. Me hubiera ayudado mucho si hubiera otro Ian en ese entonces, alguien que pudiera haberme dicho lo que estaba pasando, me hubiera ayudado a entender lo que sucedia. Mi madre puede contarte: que la primera reacción es la negación y no hay un camino seguro.
Mi mamá y Rodrigo (mi papá de corazón) me abrazaron. Recuerdo nuestro fuerte y apretado abrazo. Eramos los tres contra un mundo desconocido.
La educación fue todo un reto. La primera escuela a la que fue mi madre fue una decepción. No querían aceptarme porque tenía autismo. Así que tuvimos que ir a otro lugar.
Me propongo mostrar al mundo mi vida autista
La actuación puede darme herramientas y ayudarme en mis relaciones. Tomo clases de comedia musical en un instituto que, a pesar de no estar adaptado, comprende los requerimientos: por ejemplo cambiar los aplausos por manos levantadas, evitar la contaminación sonora (trabajar desde el silencio), y darme mi propio tiempo de desarrollo sin presiones, entre otras cosas.
La segunda herramienta que uso son los caballos. Desde que cumplí los 6 años asisto de forma gratuita al centro Alma Mía, hago equinoterapia. El primer año solo caminé al lado del caballo, el segundo año me subí, y recién en el tercer año me animé a cabalgar. Amo a los animales.
Desde los 5 años decía que iba a ser influencer. A mi manera, lo logré con la producción de “la vida de Ian”. Una serie de videos que buscan la inclusión de personas neurodivergentes a través de la experiencia. “Hoy vamos a hablar de la sobrecarga sensorial”, digo en un video que acompaña con un globo. Innovó completamente la forma de expresar lo que vivo y utilizó los recursos disponibles de la dramaturgia.
Quiero darles un ejemplo de cosas que a veces me pasan: Cuando escucho mientras que estoy haciendo algo el ladrido de un perro me paralizo casi por completo. Grito, y me voy a una punta de la sala hasta que me tranquilizo. Luego pregunto: ¿Qué es ese ruido?
Eso me inspiró a grabar un video en Instagram donde cuento, a través de un globo que explota, lo que le sucede con los ruidos y produce lo que llamo un “meltdown”.
No soy un chico triste sentado solo en una ventana
Las personas con autismo podemos ser híper sensibles a los sonidos y olores. Ese año me volví a cruzar con la exclusión, y mis padres tuvieron que ir al colegio a explicarle a la directora la necesidad de realizar deporte adaptado para personas con autismo.
Una vez, un profesor me amenazó y me asustó mucho. Me dijo que me grabaría cuando tuviera un ataque -un colapso- y lo subiría a las redes sociales para que todos conozcan al verdadero Ian.
Me gusta hacer amigos, pero a veces me cuesta hacerlo, así que elijo dibujar para expresarme. Me llevo bien con mis amigos, el tema era principalmente con los profesores.
Mirar a los ojos no inspira confianza para mí y eso tiene un significado muy profundo, un día le dije a mi mamá: Si yo te miro a los ojos gasto mucha energía, no quiero hacerlo. Te escucho pero no puedo mirarte.
Quiero mostrarte lo que me pasa: solo entiendo lo literal. Cuando buscás autismo en internet lo primero que ves es un chico triste solo en una ventana. ¿Yo soy así? ¿Acaso me ven así? No, yo no soy así.
Repensar la sociedad y superar los retos
Mi interés está puesto en el activismo. Además de soñar con ser el influencer del año, quiero ser actor en una obra adaptada para personas con autismo e interpretada por un elenco completamente de actores con su misma condición. Además quiero cambiar el mundo con una plaza inclusiva y espacios silenciosos.
Mi mundo es el mismo que el tuyo, pero yo lo siento diferente, deseo una ciudad inclusiva que tenga espacios adaptados para chicos y chicas con neurodivergencia. Las personas con autismo no van a ser cambiadas, sino que desde la sociedad tenemos que cambiar los criterios de inclusión.
La sociedad nos obliga a seguir las pautas sin entender que no hay una sola regla, cada uno lo percibe como puede. Me gusta terminar mis entrevistas con algo que escuché en una pelí «Cada vez que nos encontramos con un desafío, debemos imaginar una puerta y atravesarla», porque de esa manera superas un desafío y lo dejas atrás.
