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Se filtran en Internet fotos íntimas de una mujer en Argentina y un grupo de víctimas se pronuncia al respecto

Mi vida cambió en un momento cuando recibí un mensaje de WhatsApp de un amigo. Me informó de que alguien, de alguna manera, había publicado mis fotos eróticas privadas y un vídeo en una red porno sin mi consentimiento.

  • 2 años ago
  • septiembre 15, 2022
10 min read
Eliana and another advocate promoting Ley Olimpia Eliana and another advocate promoting Ley Olimpia | Photo Courtesy of Eliana Sotelo
Eliana Sotelo
PROTAGONISTA
Eliana Sotelo, de 33 años, es de San Miguel de Tucumán, una provincia de Argentina. Trabaja como intérprete médica de inglés y español en una empresa extranjera. Actualmente forma parte del grupo de abogados de Olimpia Argentina.
CONTEXTO
Basándose en un estudio, los representantes de Amnistía afirman que una de cada tres mujeres dijo haber sufrido violencia en línea. Casi el 26 por ciento de las mujeres consultadas sufrieron violencia directa o indirecta.

En la Cámara de Diputados se presentaron dos proyectos de ley que buscan castigar con prisión la violencia de género digital. Se trata de la Ley Belén y la Ley Olimpia, que reclaman que la difusión no consentida de material íntimo a través de las redes sociales sea castigada con prisión ya que estas prácticas no están tipificadas en el Código Penal argentino. La violencia digital se define como toda acción dolosa realizada mediante el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, por la cual se expone, distribuye, difunde, exhibe, transmite, comercializa, ofrece, intercambia o comparte imágenes, audios o videos reales o simulados de contenido sexual íntimo de una persona sin su consentimiento, sin su aprobación o sin su autorización y que le cause daño psicológico, emocional, en cualquier ámbito de su vida privada o en su propia imagen. También se incluyen los actos dolosos que causen daño a la intimidad, privacidad y/o dignidad de las mujeres, que se cometan a través de las tecnologías de la información y la comunicación.

SAN MIGUEL DE TUCUMÁN, Argentina — Lo que me pasó impactó tanto en mí que repercutió contra mi salud física y mental. Otras chicas se suicidan por lo mismo. Todo fue a raíz de la difusión de mis imágenes sexuales no consentidas.

Han pasado dos años desde que los perpetradores violaron mi privacidad. Todo comenzó cuando mis imágenes personales y sexuales fueron compartidas en línea sin mi consentimiento.

Una mujer se escandaliza al ver sus imágenes expuestas en Internet

Aquella fatídica tarde, estaba en casa de mi abuela, donde vivía. Trabajaba en una universidad como encuestadora. Con una carrera en ciernes y oportunidades de crecimiento frente a mí, me sentía feliz. Entonces, mi vida cambió en un solo momento.

De repente me entero por un mensaje de WhatsApp que habían publicado fotos y videos eróticos míos en una red pornográfica sin mi consentimiento.

Un amigo mío me cuenta que en un chat de su trabajo estaban circulando imágenes mías, hace un print de pantalla y me las envía, él estaba en un grupo de ex trabajadores de tele performance, trabajaba en un call center acá en Tucumán, pasa un paquete de fotos de chicas de Tucumán.

Se me entrecortó la respiración y se me hizo un nudo en el estómago. Me quedé mirando mi celular sin palabras, traté de sacarle información, pero él se negó, no me quiso dar nada, me dijo que no podía exponer a nadie.

“No tiene importancia, va a quedar enterrado debajo de otro porno, no te preocupes”, me dijo.

Pero se le escapó un detalle: Estaba agendado el contacto en el print de pantalla, si bien aparecía con un apodo, se leía un nombre.

La víctima denuncia el delito y no recibe ayuda

Busqué en el Facebook de mi amigo ese contacto, con el apodo y lo encontré, aparecía con su nombre real, le mandé mensajes. “¿Cómo y porque tenés imágenes mías? “Le pregunté.

Primero lo negó, luego me dijo que las había hecho circular por el chat, pero que las había sacado de otro llamado Tucumanas Perras. Me quedé helada.

Me resonaban las palabras de mi amigo: “No tiene importancia, va a quedar enterrado debajo de otro porno, no te preocupes”. Mientras que googlee Tucumanas Perras y me preguntaba: “¿Quién pudo compartir mis imágenes allí? ¿Cuáles más tendrían, como era todo eso?”

Entonces Para poder indagar decidí infiltrarme en ese grupo. Me enteré que la pareja de mi ex novio fue quien compartió fotos íntimas mías por Telegram.Por vergüenza no había querido contarle a mi novio lo que me estaba pasando, pero me sentí obligada a decírselo.

Juntos fuimos a hacer la denuncia, primero a una comisaría y luego a la Oficina de Violencia Doméstica allí me dijeron que no le podían poner una orden de restricción porque el hostigamiento era virtual y no presencial y que al no haber una amenaza explícita no podían hacer nada.

Me quedé ahí llorando, estuvimos 45 minutos esperando mientras los policías debatían si pedían empanadas, pizzas o hacían un asado. Después no me la quisieron tomar porque yo no tenía un link del grupo en el que se estaban difundiendo mis fotos para que ellos pudieran entrar y ver. O sea, yo tenía que hacer la denuncia y yo tenía que llevar las pruebas.

Una mujer se infiltra en un grupo de Telegram

Estaba claro: como en Argentina la difusión sin consentimiento de imágenes con contenidos sexuales o eróticos aún no es un delito, no había dónde pedir ayuda. Dos policías me pidieron ver mi foto fue como un re victimización que viví me daba miedo que se compartieran aún más las fotos dentro de la comisaría.

Ante tanta injusticia, decidí investigar por mi cuenta y convertirme en una experta. En el camino, descubrí a muchas más mujeres abusadas. Tucumanas Perras resultó ser un grupo público de Telegram de fácil acceso. Una vez que accedes a él, ocultas tu número y cambias tu foto. Entonces, podés ver diferentes posts de muchas chicas.

La lucha por la aplicación de la Ley Olimpia ha ganado en conciencia pública | Foto cortesía de Eliana Sotelo

Tenés grupos regionales, divididos por provincias, donde se pasan carpetas con imágenes y videos y luego el grupo que nuclea a todos que se llama Poringa.Cuando accedí al grupo seguí las instrucciones, me metí en telegram, cambié mi foto y escondí mi teléfono, no hablaba nunca porque tenía miedo de que me descubran, así que lo único que hacía era ver como los usuarios se intercambiaban paquetes con fotos y videos de chicas y las comentaban.

El requisito que te piden para ingresar es compartir un par de fotos, una vez que colaboras con ese contenido que ellos quieren que vos subas ya te podés quedar, le pedí a una amiga unas imágenes sugestivas e ingresé. Ya que si no subís nada te borran.

Luego de un tiempo empezaron a tomar medidas de seguridad, a los grupos los pusieron privados y en lugar de tener que colaborar con solo 2 fotos, para ingresar y no renovarlas, tenés que colaborar con un paquete de 3 fotos cada 15 días y/o videos. Entonces ahí ya no pude tener tanta permanencia ya que te van borrando, pero lo interesante es que a muchos les pasaba como a mi e intercambiaban datos de otros grupos públicos.

Las víctimas lanzan la «Campaña contra la violencia digital»

Me paso que estando en los grupos al principio lo que quería hacer era ver quién había subido mis fotos, quería descubrir eso, pero después cuando empecé a ver que estaban subiendo fotos de muchas chicas de Tucumán y poniendo sus datos, le empecé a avisar a cada una. Era terrible. Las respuestas que recibí fueron:” Ya no puedo hacer nada”, otras chicas se ponían muy mal y otras se infiltraron para insultarlos y buscar su contenido.

Y fue una de esas chicas quien me animo a hacerlo público. A ella le habían subido fotos, provenientes de su twitter de cuando era menor de edad, denunciamos primero en redes y luego, al hacerse masivo lo que sucedía, nos empezaron a hacer notas en distintos medios de comunicación masivos. Entonces todo tomo otra dimensión y se fue haciendo cada vez más grande, ahí me empezaron a llegar infinidad de mensajes de víctimas que habían viralizado y nunca habían logrado hacer nada.

Decidimos formar lo que en su momento se llamó “Campaña contra la violencia digital” y por sus antecedentes contactar con Olimpia, activista mexicana que sufrió difusión de contenido íntimo sin consentimiento cuando tenía 18 años. Lleva 10 años luchando debido a que cuando fue a denunciar las instituciones le dijeron que no podían actuar porque no era un delito, a raíz de esto tuvo varios intentos de suicidio.

Nuestro objetivo con la promoción de nuestro caso y la posibilidad de la promulgación de la ley es prevenir este tipo de situaciones para otras mujeres que estén atravesando esto y no quede impune. Este proyecto está teniendo bastante repercusión porque es algo que salió de las víctimas fue creado por víctimas para víctimas y sobre todo también por la llegada de Olimpia a Argentina Estamos esperando que el proyecto de ley se discuta en comisiones y de ahí esperando que salga. Tengo compañeras que los padres les dejaron de hablar. A mí, por ejemplo, mi progenitora me dijo que mi imagen estaba arruinada, que debía mudarme a otra provincia. Estos estigmas son los que nos dañan realmente ya que nos hace sentir culpables.

Los miembros del movimiento proponen al Congreso proyectos de ley

Para mi hay un antes y un después del congreso: En un principio no existía interés por involucrarse en la causa, sino que quedaba en una mera historia; luego de la exposición referida a este proyecto de ley el acercamiento a mí estuvo cargado de interés en la militancia y la sororidad.

Es algo hecho por las víctimas junto a la ayuda de una diputada que supo empatizar con el proyecto y nosotras. Olimpia habló por el megáfono mientras el papá de Belén San Román, junto a sus amigos llegaban a la plaza. Pasado un rato entramos a la cámara de diputados para dar inicio a las 1730hs. con el discurso de Elizabeth Gomez Alcorta, Ministra de las Mujeres y Géneros y Diversidad, junto a Mónica Macha, diputada por el frente de todosCuando finalizaron, las víctimas comenzamos a hablar seguidas por Florencia Zerda, abogada, el padre de Belén San Román y Olimpia tomó la palabra para concluir la exposición.

La situación fue muy emotiva gracias a la cantidad de gente que nos miraba y cámara de televisión que nos rodeaban. Lloré durante todo mi discurso. La emoción era por el recuerdo de haber logrado superar todos esos comentarios que alguna vez había recibido y por la falta de confianza que existía para nuestra causa.En los temas relativos a la violencia de género resulta más fácil culpar y señalar a la víctima cuando esta es una mujer.

Los proyectos de ley son dos: la Ley Olimpia y la Ley Belén. Ambos están basados en la Ley Olimpia de México. La última recibe su nombre por Belén San Román.

La Ley Olimpia, propone incorporar la violencia digital como otra forma de violencia de genero. Crea medidas para la protección de sobrevivientes y promueve políticas de educación digital. La Ley Belén busca la incorporación al código penal argentino, de los delitos de obtención y difusión no consentida de material íntimo. Tiene agravantes por violencia de género, orientación sexual e identidad o expresión de género.

Entender la violencia digital como una forma de violencia contra las mujeres

Entender a la violencia digital como una forma de violencia hacia las mujeres. Debemos trabajar sobre la violencia digital, entendiéndola como una forma de violencia para las mujeres, incorporarla al Código Penal permitirá tener la evidencia digital como un delito, ya que implica, para quienes filmen o graben sin autorización cuerpos de mujeres en una situación de intimidad, que sean sancionados, así como para quienes lo suban a las redes y para quienes lo difundan, la difusión de imágenes intimas sin consentimiento es una particular violencia por motivos de género que tiene efectos devastadores.

Como dijo Olimpia en su discurso en el congreso: de nada sirve que se apruebe la Ley Olimpia en Argentina si no se entiende que cada vez que difunden una fotografía de nosotras o le dan likes al pack de fotos que pasaron unos amigos por WhatsApp están violando nuestros cuerpos. No necesitan tener nuestro cuerpo físico presente para violarnos, nos violan cuando difunden contenidos íntimos, sexuales de nosotras a través de internet.

Eliana en la presentación | Foto cortesía de Eliana Sotelo

Para mí lo importante es que la gente empiece a tomar conciencia del daño y que cuando te llega una foto de una chica desnuda no la pases, que digas «esto está mal».

Las personas que buscan humillarte de esta forma lo que quieren es que te aísles, que te abandones, que no tengas vida y lo consiguen, queremos vivir libremente y poder disfrutar de nuestra sexualidad, nada más ni nada menos. El mundo avanza de manera acelerada, las sociedades cambian y yo sigo cuestionándome si no es el momento de que la justicia lo haga también.

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