Al llegar al lugar, sentí como si el destino hubiera orquestado la convergencia perfecta de elementos. El barco, la puesta de sol, todo parecía estar esperándome. La magia se desplegó ante mis ojos: Pude ver una sinfonía de colores y texturas que trascendían la realidad.
RÍO NEGRO, Argentina – Hace tres años, me embarqué en una odisea fotográfica para captar la esencia de lo que me rodeaba. Con cada clic del disparador, desvelaba los tesoros ocultos de Villa Llanquín, un lugar donde la magia impregna el aire. El encanto de este lugar reside en su ambiente sereno. Sin embargo, lo que realmente me cautivó fueron las hermosas puestas de sol que presencié. Profundicé en el tapiz de colores, asombrada por su vibrante intensidad, testimonio de la fuerza bruta que encierran.
Mi objetivo es crear postales de ensueño que muestren la inmaculada belleza de la naturaleza en diferentes momentos y estaciones. A través de mi lente, invito a otros a descubrir las maravillas de Villa Llanquín, un paraíso enclavado a sólo 40 kilómetros de San Carlos de Bariloche, en Río Negro, Argentina. Mientras continúo perfeccionando mi arte, me esfuerzo por transmitir la fuerza y la emoción que encierran los matices de estas puestas de sol. Creo que poseen un poder indomable que conmueve el alma. Con cada fotografía que capto, pretendo invitar a otros a embarcarse en su propio viaje de exploración y conservación de este lugar.
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Me encanta sumergirme en el entorno que capto, trabajando sin descanso hasta conseguir el resultado deseado. Cada fotografía parece espontánea, pero requiere una planificación meticulosa. Una tarde, por ejemplo, vi un barco a orillas del río Limay. Aunque me sentía completamente cansado del viaje, me guió la decisión impulsiva de capturarlo. De repente me sentí obligado a coger la cámara y el trípode. Sin dudarlo, me subí a la moto y salí para verlo más de cerca. Sentí una oleada de adrenalina correr por mis venas.
Al llegar al lugar, sentí como si el destino hubiera orquestado la convergencia perfecta de elementos. El barco, la puesta de sol, todo parecía estar esperándome. La magia se desplegó ante mis ojos: Pude ver una sinfonía de colores y texturas que trascendían la realidad. Parecía tan surrealista, casi como un cuadro. Mucha gente me preguntó más tarde si realmente había sucedido, pero me guardé el recuerdo para mí, saboreándolo. Al captar la toma, algo en mí me dijo que era uno de mis mejores trabajos. Fue emocionante.
Una de las maravillas de la fotografía reside en su capacidad para sorprendernos. Los momentos espontáneos suelen superar a los esfuerzos meticulosamente planificados. Aunque me pase semanas conceptualizando una foto, a veces los elementos conspiran contra mí. Las condiciones meteorológicas o las circunstancias imprevistas suelen alterar el resultado. Todo está en constante cambio, y yo permanezco atento a esta dinámica. Las nubes, en particular, me sirven de guías de confianza. Las nubes altas anuncian una puesta de sol potencialmente impresionante, repleta de tonos vivos. Las nubes descendentes apuntan a un espectáculo menos vibrante. Mi brújula de la intuición es un método humilde pero eficaz.
Vivir en una comunidad tan unida como la nuestra en esta pequeña ciudad fomenta un profundo sentimiento de conexión y respeto por nuestro entorno. Aquí, la vida es tranquila y se desarrolla a su propio ritmo. Encuentro consuelo en el ritmo de nuestra existencia. Cada día busco momentos de claridad, ya sea un cielo despejado o la cautivadora presencia de los árboles, que me incitan a agarrar mi cámara. Los días transcurren con naturalidad, y me aseguro de que mi cámara esté siempre cargada y al alcance de la mano, acurrucada junto a mi cama. La fotografía siempre ha ocupado un lugar especial en mi corazón, incluso desde mi infancia. Tenía la sensación innata de que ese era mi camino, y desde entonces todo se desarrolló de forma orgánica. Soy totalmente autodidacta, ya que nunca he estudiado fotografía ni edición fotográfica. Es una habilidad que se ha desarrollado en mí, guiada únicamente por mi curiosidad y mi pasión.
Resido en el inmenso campo, situado a orillas del río Limay, en la ruta 237. Villa Llanquín, enclavada entre el río y el bosque, con majestuosas montañas en el horizonte, parece un verdadero paraíso. Su belleza inspiró mi pasión por la fotografía. En 2017 me compré mi primera cámara. Sin embargo, me sentí abrumado por la inseguridad, así que lo guardé de inmediato. Tres años más tarde, le di una segunda oportunidad y la llevaba conmigo siempre que salía de casa. Durante la pandemia, me sumergí más en la fotografía para mantenerme ocupado. Un día, me topé con la puesta de sol más hermosa, y todo se sintió alineado. Me quedé mirándola, completamente impresionado por su belleza. Luego, me apresuré a compartir las imágenes en mi cuenta de Instagram, con la esperanza de encantar al mundo con lo que había visto. Para mi alegría, la respuesta fue abrumadoramente positiva.
Para mí, compartir mis fotografías es una forma de expresar mi amor por mi tierra. Muchas personas se ponen en contacto con nosotros para preguntarnos por el lugar y felicitarnos sinceramente por las fotos. El mundo de las redes sociales es fascinante. En nuestra ciudad, todo el mundo conduce su auto o moto para trasladarse. Las noches son tranquilas. El otoño adorna el paisaje con colores extraordinarios, y la primavera trae su encanto. Cada estación ofrece una imagen única. Crecer en una ciudad tan impresionante me ha enseñado a valorar todo lo que me rodea. Por eso, además de mostrar su belleza a través de mi fotografía, ruego a quienes la visitan que la aprecien y la preserven.
Guardo un profundo afecto por este lugar, y a veces el inconveniente es que los turistas no siempre lo tratan con cuidado. A través de mi fotografía, también pido a los visitantes que preserven la belleza de la ciudad respetando el medio ambiente y tratándolo con amabilidad. Los mensajes que recibo en línea me llenan de inmensa felicidad y energía positiva. Alimentan mi creatividad y me inspiran para aventurarme a salir cada día en busca de motivos nuevos y únicos que capturar. Me siento agradecido por el lugar que ocupo en la vida y espero con impaciencia lo que me depare el futuro.
All photos are courtesy of Nelson Salazar.